Barrios es capaz de cambiar el rumbo de partidos que van a la deriva
Victoria justa y agridulce la cosechada por los del Cholo ante el Leganés, porque si meritorios fueron los cambios del técnico argentino, desolador fue ver a su mejor jugador, Barrios, irse entre lágrimas tras notar unas molestias. El canterano rojiblanco, de nuevo sacó a relucir un catálogo de virtudes que no tiene ningún centrocampista atlético: su dinamismo, ruptura en conducción, , pases que solucionan emboscadas, o derroche físico para abarcar campo, fueron una vez más esos argumentos que entusiasman a Simeone y a la familia rojiblanca. Este Pablo tras los Juegos Olímpicos podríamos decir que dió un paso adelante, demostrando que puede llevar la manija con más seguridad que dudas.
Es un futbolista capaz de cambiar rumbo de partidos que van a la deriva. El canterano fue ese timonel que guió al equipo en un arreón final lleno de calidad, actitud y eficacia. Determinante fueron las entradas de un asociativo Julián, enérgico Rodrigo de Paul, y un hiperactivo Giuliano, que impregnó de cholismo la acción del gol de Griezmann. Ojalá se analicen sus participaciones más por su nombre que por su apellido.
Ilusionante también esa pulcritud demostrada por Lenglet a la hora de sacar la pelota limpia desde atrás. El central rojiblanco provocó, con sus limpias filtraciones de pelota, superioridades en tres cuartos de campo que facilitaron la labor de la gente de arriba. Me gusta esa versión de todocampista de un descansado Griezmann, apareciendo a la ayuda por todo el campo.