Barça, te tenemos muchas ganas
Les voy a confesar que miré el Barça-Osasuna con el rabillo del ojo, porque me parecía más excitante el Madrid-Valencia Basket de la Euroliga de baloncesto. Mi corazón guerrero me pedía una final con Osasuna para reeditar la preciosa final de Copa de La Cartuja del año pasado. Pero mi cabeza me llamaba al orden y me pedía un Clásico más para hacer felices a esos aficionados emergentes al fútbol que hay en Arabia Saudí que viven por y para este tipo de partidos. Al fin y al cabo, todavía quedan culés repartidos por el mundo convencidos de que Messi sigue en el campo, aunque la cruda realidad les haga recordarles cada mañana que en su lugar ahora están Ferran, Raphinha o Yamal. Evidentemente, no es lo mismo.
Por eso, ya he activado el ‘modo Clásico’ y me excita mucho la posibilidad de poder levantar el primer trofeo de la temporada el domingo ante la Xavineta. Mientras que el Barça sigue perdido en su laberinto apocalíptico y lingüístico en busca de la excelencia perdida, el Madrid de Ancelotti disfruta de su bendita realidad. Un ejército donde los generales, los coroneles, los capitanes y los soldados rasos reman siempre en la misma dirección en el campo de batalla y luchan solidariamente como una verdadera familia.
El superderbi de Riad ha quedado registrado para los restos en la memoria de las grandes tardes del fútbol de verdad. La gente que no ha nacido en nuestro país cada vez está más convencida de que hay que ser del Madrid, porque aúna todas las cualidades que hace que uno admire ser de un equipo de fútbol. Compromiso, ejemplaridad, calidad, intensidad, corazón y espectáculo. Todo eso lo da el Madrid de Ancelotti y es lo que me permite decir que, si el fútbol entiende de justicia, el domingo la Xavineta volverá a quedar volcada con las cuatro ruedas para arriba como sucediese en el Clásico de Montjuïc. Barça, te tenemos muchas ganas.
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