NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Balón de Hojalata en París

Francia. Hay varios asuntos que obsesionan a los franceses y uno de ellos es el Balón de Oro. Aunque es un galardón de carácter mundial, se considera en buena parte suyo. Lo organizan ellos. Lo entregan ellos. Hacen bandera de él especialmente ellos. Por eso fue tan celebrado el premio a Benzema de la última edición (desde Zidane no lo ganaba un francés) y por eso sorprende tanto que Mbappé esté eligiendo tan mal su camino para conquistar el suyo. Los éxitos se trabajan desde el cerebro.

Fuera. Sin Mundial y sin Champions, otra vez parece imposible que se lo lleve. Ni siquiera habiendo cambiado los criterios es factible. Kylian tendrá 25 años cuando pueda aspirar de nuevo al premio, se supone que la temporada que viene. Por comparar, Messi tenía 22 cuando lo ganó por primera vez; Cristiano, 23; Ronaldo Nazario, 21… La media habitual son los 25, aunque los que ganan varios, los más grandes, se adelantan.

Futuro. Mbappé está ya en el límite de poder ser algo más que el mejor jugador de la historia del PSG. La Champions encumbra a los elegidos. Esa misma Champions que tantas vergüenzas de los parisinos descubre año a año. No sólo el Madrid parece una salida razonable, sino también la Premier e incluso el Bayern. En cualquier sitio tiene más sentido abordar su primer título europeo que en París. No es hacer de menos al club de su ciudad, es la pura realidad.

Posdata. Qatar es el mejor colocado para acabar adquiriendo el Manchester United. Su oferta es la más completa y la que más gusta. Aunque tendrá una propiedad distinta a la del PSG, el puente directo entre ambos clubes abre también la opción de que Mbappé acabe en Old Trafford. Mejor en casa amiga que en ajena.

Fiesta. Los grandes gerifaltes del fútbol se desplazan esta semana al Congreso de la FIFA en Ruanda. En él, Infantino será reelegido presidente ante la falta de rival en las elecciones. Lo hará alejado de Europa y en un país futbolísticamente remoto. Buena alegoría de su mandato.

Hoy descubrimos a... Mateo Retegui (1999). Mancini sigue con su idea de nacionalizar extranjeros para la selección italiana. El último movimiento ha retumbado en Argentina. El máximo goleador del campeonato de allí, Retegui, un delantero afiladísimo de Tigre, ha aceptado jugar con los italianos y no con la Albiceleste. Su agencia de representación la dirige ni más ni menos que el gran Totti. Seguro que ha tenido mucho que ver.