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Bajo el influjo del Rico Pérez

Aunque el Intercity no es el histórico Hércules, Alicante sigue provocando sudores fríos en el barcelonismo. Nadie debiera olvidarlo. Yo por lo menos tengo muy grabada aquella temporada 96/97, la del breve interregno de Bobby Robson a la espera de la llegada de Van Gaal. El Barça tuvo en sus pies el primer triplete de la historia con Ronaldo Nazario como artista estelar. Ganó la Copa y la Recopa (qué morriña entra solo con citarla) y se quedó sin la Liga porque perdió los dos partidos contra el equipo alicantino. Con que hubiese empatado uno solo habría inaugurado la era de las triples coronas en España, pero tanto en el Rico Pérez como en el Camp Nou fueron derrotados. Cero puntos. Los seis que sumó el Hércules no le salvaron del descenso. Así se escribe la historia azulgrana.

Si algunos no hemos olvidado aquello, es de suponer que Xavi tampoco lo ha hecho. Cuando el Barça oficializó que la Liga es el principal objetivo tras caer en la Champions, no interpretamos por ello que se despreciase la Copa, el torneo decano que tanta hambre nos ha aplacado en años de entreguerras. Aquellos dos partidos de finales del siglo pasado fueron una montaña rusa, ocho goles entre ambos. Pensaba en ello cuando entramos el en carrusel de alternativas de la segunda parte y Alfaro se transmutó en Solde.