Aquí no se tiran ni los mocos
Decían los agoreros que el Sevilla debía tirar su eliminatoria ante el Manchester United y centrarse en la vital visita a Mestalla, donde esperaba un Valencia que tendría toda la semana, sin distracción alguna, para preparar el choque. Y tan cierto era como que también es evidente que los valencianistas tuvieron más tiempo de la cuenta para darle vueltas a la cabeza pensando en lo trascendental de la visita de los andaluces. Monchi, que se ha equivocado más que nadie este año pero que sigue siendo el que más sabe de fútbol de Depeñaperros para abajo, y quizás para arriba, volvía a tener razón: “Las victorias llaman a las victorias”.
Mi abuela Joaquina nació en 1927 en la sevillana localidad de Villanueva del Río y Minas. Y la pobre se comió una guerra, el hambre de una posguerra, la incertidumbre de emigrar y el placer de regresar para criar a sus nietos. Y la necesidad vivida le llevó a acuñar la frase que titula el artículo cuando alguno se quejaba de la comida. “Aquí no se tiran ni los mocos”. Y el Sevilla, tan exagerado como mi abuela, se ha dado cuenta de que tirar partidos no sirve de nada. Sacó un resultado fantástico en Old Trafford y otro mejor en Mestalla. Y el jueves, otra noche de ilusión en el Sánchez Pizjuán y de temor en otros lados. Y el descenso, igual de lejos que la Conference. Lo que sabía de fútbol mi abuela...