Ancelotti leyó lo que Simeone no pudo
Bien pudo ganarlo cualquiera, pero al final lo ganó el de siempre. Empezó mucho mejor el Atleti, reaccionó después el Madrid y terminó al final mejor el equipo rojiblanco con solo diez hombres en el césped. Pero una vez más acreditó el equipo madridista su condición de escapista para empujar su candidatura al título de Copa. Lo logró cuando Ancelotti arregló lo que él mismo había roto. La suplencia de Ceballos no se justificaba y a él tuvo que recurrir para motivar la reacción a partir de sus piernas e ideas. El utrerano cogió el timonel para ofrecer un volumen de juego del que el Madrid había carecido con Kroos y Modric. También dio cancha a Asensio y Rodrygo, otros protagonistas importantes de la transformación de decorado. El Atleti entonces equivocó la salida, no se despegó de su área y las sustituciones de Simeone surtieron un efecto negativo. Ninguno de los que entró dio más de los que salieron. Alcanzado el dominio, el Madrid supo circular con paciencia de un lado a otro, encontró la profundidad por fuera y habilitó las apariciones entre líneas de Rodrygo para invertir la tendencia y el resultado. En la prórroga, que no gestionó bien, se le facilitó su ejercicio con la expulsión de Savic. Y este Atleti ya no sabe guardar su área.
Se dolerá Simeone, que sí que realizó un gran planteamiento inicial de partido. Ordenó que siempre hubiera jugadores entre la defensa y la medular blanca y el Madrid cayó en la duda continua de si saltar o no. Además, Koke y De Paul se aprovecharon de la pasividad rival en la presión, Griezmann catapultó los ataques y Morata, pese a estar reiterativo en las pérdidas, referenció bien arriba. Con las llegadas de Nahuel Molina por fuera, sabedor de que Vinicius nunca iba a bajar, sometió a un adversario descabezado durante el primer tiempo. En cualquier caso, al Madrid siempre les queda el mono de remontada y las buenas lecturas que hace Ancelotti de lo que pide el encuentro. Saca el máximo jugo de los cambios. A esa vocación de permanencia en las malas y en las buenas se volvió a aferrar para hacer suya una victoria que pudo haber sido del Atleti. Una historia conocida.
Boquete en el medio
El gol de Rodrygo denuncia el mal endémico del Atleti. Koke se despista, Witsel no cierra y los centrales carecen de autoridad en la frontal. Fue una jugada estupenda que contó con la colaboración determinante del bloque rojiblanco.