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Ancelotti engaña a Simeone

No hay mejor retrato que este derbi para reafirmar la actual distancia futbolística entre el Atlético y el Real Madrid. Hubo una época con Simeone en la que se estrechó hasta el mínimo, pero ahora se ha vuelto a ensanchar. El Madrid apenas tuvo que tirar de un plan de juego sencillo —dentro del nivel técnico y táctico de su equipo— para desacreditar el actual estado competitivo de los de Simeone, que se ha quedado sin precinto atrás y cuyo juego creativo destaca casi por su ausencia. Ancelotti confundió al Atleti al sacarle de su campo y operar después a partir de transiciones. Modric y Kroos controlaron la escena en la salida, Valverde deshizo líneas de presión con sus conducciones, profundidad y sus apoyos también por dentro y Vinicius y Rodrygo denunciaron la debilidad de los tres centrales atléticos con rupturas afinadas en el momento justo. Fue muy ilustrativo ver a Rodrygo desmantelar el pobre tejido defensivo del Atleti moviéndose siempre entre Felipe y Witsel o Witsel y Reinildo. El Madrid cuadró sus ataques a través del periscopio de sus centrocampistas y convalidó la diferencia con los desmarques de sus hombre de arriba.

No tuvo respuesta el Atleti, que sin empezar mal, más asistido por el ambiente que por propia convicción en su juego, claudicó pese a su manifiesta superioridad en el balón parado. Ese fue el único recurso al que se pudo agarrar con cierta fuerza. La decisión de Simeone de juntar a João Félix y Griezmann privó a su equipo de tener una presencia más fija en el área y los dos delanteros no mezclaron del todo bien al ocupar alturas similares. Solo Carrasco, a cuentagotas, comprendió cómo poder poner en riesgo al Madrid. Pero el principal problema rojiblanco volvió a estar en la medular, donde Koke y De Paul siguen en la penumbra, sin nada que ofrecer o, lo que es peor, restando. De esa forma, al Madrid le alcanzó con explotar el quiero y no puedo de un Atleti deformado línea a línea que quedó a merced de lo quisieran Modric y Kroos en la construcción. El croata se abría y se cerraba, el alemán se alejaba de las vigilancias. Después, pese a la intriga final con el gol de Hermoso, el Madrid transitó por el partido con la fe del que se siente intocable. Con este Atleti, ahora mismo, lo es.

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Los focos se centrarán con razón en la mala postura defensiva de Felipe, mal conectado con Marcos Llorente, en el gol de Rodrygo, pero nadie encimó al mediocentro francés en la entrega. Kondogbia estaba fuera de zona, De Paul se mostró muy pasivo y Koke se hundió equivocadamente.