Alcaraz, la sonrisa del tenis
Hace no tanto, Alcaraz bicheaba con la misma sonrisa que luce en París en el patio del colegio Ciudad de la Paz de El Palmar. O en el Tiro de Pichón como se conoce popularmente a la Real Sociedad Club de Campo de Murcia donde con su padre comenzó a dar los primeros raquetazos. No se le ha torcido el gesto con todo lo que se le ha venido encima en apenas tres temporadas en el circuito. “Intento pasármelo bien, me encanta jugar al tenis”, contaba el otro día en la Chatrier. Esa parece ser la clave de su despliegue. Disfruta. Sólo tiene 20 años. Es número uno. Ganó un Grand Slam en 2022 y todas las miradas se posaban sobre él en un año de reválida. Rafa Nadal, el rey, no está y los dedos le señalan como sucesor. Estrellas de la NBA como Jimmy Butler se dejan la voz por él. El Real Madrid envía un emisario para regalarle una camiseta con el 1... Ante tantos estímulos y tanta presión sería comprensible un despiste. Pero no.
Carlitos está ahí diciendo que pase el siguiente. “¿Semifinales? ¡Hagámoslo!”, soltó cuando se le preguntó por Djokovic después de firmar un partido casi perfecto ante Tsitsipas. Es la actitud de quien se monta en la montaña rusa con los ojos abiertos y soltando las manos. No hay nada que temer. Sólo se trata de pasárselo bien. Alcaraz es, ahora mismo, la luz que ilumina el tenis. La sonrisa exultante que buscaba un deporte que intuía una época de oscuridad después de Federer, Nadal y Djokovic.