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Al Madrid le espera una semana ardiente

Daba para pensar en una semana marcada en rojo púrpura, con dos partidos clave para el Real Madrid. El primero, contra el Liverpool, su último adversario en la final de la Copa de Europa y no hace tanto en la de Kiev, cuando el curso de la historia no presagiaba la terrible guerra que se libra en Ucrania. El segundo gran momento se registraría en el Camp Nou, donde al Madrid sólo le queda ganar o ganar. Todas estas previsiones figuraban en la agenda desde hacía tiempo, pero el fútbol es un caballo salvaje. El Liverpool llegará al Bernabéu con tres goles de desventaja y sin aparentes posibilidades de remontada. En cambio, el partido del Camp Nou añade más dinamita a su carácter trascendental.

La victoria sobre el Espanyol dice poco del verdadero estado del Real Madrid en este momento crítico de la temporada. Ganó sin alardes, como tantas veces le ocurre cuando sus objetivos prioritarios son otros. La Copa de Europa siempre lo es para el Real Madrid, no importa su cómoda situación después de su exhibición en Anfield. Jugará sin angustia, pero con el recuerdo de las sorprendentes escenas que se vivieron en el Bernabéu al menos en dos ocasiones.

Inolvidable aquel partido de vuelta contra la Juve, de carril en apariencia. El Madrid había superado al equipo italiano por 0-3, con el portentoso gol de Cristiano Ronaldo, una chilena para la historia. En el Bernabéu se anticipaba un partido de calma y control, pero derivó en tormenta. La Juve marcó tres goles y el encuentro se dirigía a la prórroga cuando el árbitro decretó penalti en una discutida falta a Lucas Vázquez.

Aquella angustia se repitió el pasado año contra el Chelsea. En Stamford Bridge, Benzema marcó tres goles y el Madrid deslumbró en la primera parte. El 1-3 final dejó la sensación de eliminatoria finiquitada, pero en el Bernabéu se vivieron momentos de pánico. A un cuarto de hora del final del partido, el Chelsea ganaba 0-3, resultado que le garantizaba la clasificación para las semifinales. Un gol de Rodrygo y otro de Benzema en la prórroga impidieron el sofocón del año.

Con estos antecedentes, el Madrid no puede permitirse despistes frente al Liverpool, que un día destroza con siete goles al Manchester United y en la siguiente jornada pierde con el modesto Bournemouth. Es un equipo inconsistente, pero cuenta con un material de primera: jugadores de primera fila, algunos de ellos capaces de ganar partidos por su cuenta, caso de Salah. Por si acaso, conviene no olvidar la sensacional actuación del egipcio en el Bernabéu, cuando figuraba en el Roma. Aquella noche se peleó con los postes y no logró resolver algún sencillo mano a mano con el portero, pero dejó la inmejorable impresión que luego ha confirmado en el Liverpool.

En el calendario, el Barça sucede al Liverpool. En el Camp Nou se anuncia un partido apasionante, capaz de alterar sustancialmente las distancias entre los dos equipos. Eso se sabe desde hace tiempo. No se conocía el escándalo del caso Enríquez Negreira, ni sus sucesivas derivadas. El Madrid, socio del Barça en el proyecto de la Superliga que empuja Florentino Pérez, guardó silencio durante tres semanas, en contra de la clamorosa postura del resto de los clubes de Primera y Segunda División, que denunciaron la tropelía del presunto soborno al vicepresidente de los árbitros españoles.

El Madrid quebró su mutis el sábado. Se persona en la causa contra el Barça como acusador particular. La marea de la indignación cada vez era más alta entre los socios, con peticiones de firmas para que el club interviniera en un proceso que impide las inhibiciones y medias tintas. “Ya están todos”, declaró ayer Laporta. A una semana del partido con el Madrid en el Camp Nou, la cosa está que arde.