Al Espanyol lo confundió La Macarena
“Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera...”. Del memorable monólogo inicial de Trainspotting olvidó el Espanyol elegir ganar, desde aquel 1996 en que cosechó su último triunfo ante el Real Madrid en el Bernabéu. El año en que se estrenó la peli basada en la novela de Irvine Welsh, repleta de perdedores. O la Tesis del novel Amenábar, presagio de las snuff movies que resultarían ser, una tras otra, las siguientes visitas pericas a Chamartín. Fue el año en que clonaron a la oveja Dolly, sin embargo no a Lardín, autor de aquel doblete ya histórico, Camacho frente a Arsenio Iglesias. Un 1996 en que triunfó La Macarena, con pocas más alegrías que darle al cuerpo ante los madridistas. Y en que comenzó a emitirse Caiga quien Caiga: cinco presidentes, un par de docenas de entrenadores y cientos de jugadores han ido cayendo en el Espanyol en estos 3.220 días sin que nadie pudiera, como las 17 preseas de Atlanta-96, colgarse la medalla del triunfo en territorio blanco.
Carece el conjunto perico de más argumentos para creer en estos tres puntos, 27 años después, que la baja de Benzema, el haber puntuado esta temporada en el Camp Nou y el Metropolitano, los 19 goles de Joselu y Braithwaite, el momento dulcísimo de Darder, la buena marcha (entre los ocho primeros) en la Liga post-Mundial o la fe inquebrantable de la plantilla en Diego Martínez. Bien pensado, son unas cuantas razones para empezar a entonar bien alto el Salvation de The Cranberries... De 1996, claro.