Al ADN azulgrana le faltan proteínas
El Madrid asfaltó de forma inesperada la autopista hacia el cielo del Barça, un aglomerado de alquitrán y chapapote prensado en el Bernabéu dos horas antes del partido ante el Betis. Parecía demasiado fácil para el ADN azulgrana que Gavi a los 7 minutos anunciase una goleada como preludio del título. Por eso vino lo que vino después. Las hélices del ácido desoxirribonucleico culé son tan sinuosas que ni Sheldon Cooper puede trazarlas en una pizarra. En uno de sus eslabones falta desde hace años un gen asesino, más del paleolítico que del neolítico, cazar hoy si hace falta un bisonte por si se pasa hambre en las siguientes semanas. El Madrid no hubiese dejado pasar esta pieza, pero el Barça, ya se sabe, ha evolucionado demasiado a la orilla del Mediterraneo, es más fenicio que mesetario.
Una victoria hubiese saciado bastante el apetito azulgrana tras un año de hambruna. Tal y como se puso la tarde puede sonar a derrota el empate en casa ante los verdiblancos. Prefiero verlo pese a todo como una victoria, la conquista de un punto, una liebre en vez de un bisonte.
Ya se sabrá si en la cueva de Altamira lo acaban celebrando con pinturas o vuelven a pasar hambre. Veremos si para lo que resta de temporada cinegética el Barça no echa en falta las proteínas que no ha ingerido a costa del Betis.
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