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A Xavi le gustaba Mateu

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“Me gusta Mateu porque habla. Me pitó mucho y es un árbitro que comunica”. A 24 horas del derbi, Xavi intentó echarle un capote a su colega, que le había liado gorda en el Argentina-Países Bajos del Mundial. Pero hace tiempo que al valenciano se lo tragó el personaje e inició una huida hacia delante inadmisible en alguien que debe dedicarse a dirigir un partido. Lo del Barça-Espanyol de esta Nochevieja fue otro descalzaperros de las dimensiones del que perpetró en Lusail.

Lo único que se le puede agradecer a Mateu es que, al menos, alegró una tarde que estaba siendo soporífera. El Barça fue ganando 1-0 con la ley del mínimo esfuerzo durante un tramo larguísimo del partido. Y se durmió a unos niveles demenciales que sólo permitieron preocuparse con Ansu, cuyo rendimiento, un año después de su última lesión, es flojísimo. Ha jugado todos los partidos de la temporada con el Barça y sólo en el Reale Arena hubo motivos para ilusionarse con él. No fue el único que estuvo bajo. A Pedri le calentaron bien los tobillos pero, extrañamente, perdió muchos balones. Raphinha y Dembélé son jugadores poco concretos. Se salvaron pocos: Marcos, hasta el penalti, Alba, hasta la expulsión, Gavi y De Jong. Demasiado poco.

Luego llegó el empate de Joselu después del penalti (clarísimo) y el caos. Las dos expulsiones de Alba y Vini, las tarjetas a los banquillos, las revisiones VAR para echarse atrás con Cabrera. Un show lamentable, con los jugadores fuera de sí, envueltos en la locura de un árbitro al que se le caían literalmente las tarjetas y que ya había perdido el control. Eso sí, de lo que no tuvo culpa Mateu fue del empate del Barça. Eso se lo buscaron solitos Xavi y sus jugadores. El entrenador no fue capaz de que los jugadores mantuvieran la tensión en el partido y se conformó como ellos. Fue previsible en los cambios, perdió tensión con la marcha de Xavi y acabó, como tantas veces, sin ningún orden y a empujones. El Barça terminó el año líder. Pero fue un desastre. En el fondo, nada demasiado lejano a lo que ha sido 2022, sin ningún título y con decepciones enormes contra Eintracht, Bayern, Inter, Madrid… Hay que saber si, para 2023, Mateu le sigue gustando a Xavi.