El Barça y la ecuación del botijo

La filosofía, la física, la ingeniería,… Cualquier ámbito del saber acaba encuadrado en una fórmula matemática. La refrigeración del agua en un botijo fue por ejemplo estudiada por Zubizarreta y Pinto. Habrían podido ser los dos porteros del Barça, pero no. Fueron dos profesores de Química, de nombres José Ignacio y Gabriel, los que hace 40 años explicaron por qué el agua depositada en esa panzuda vasija de barro se acaba enfriando cuando sube la temperatura exterior. Es la evaporación de un envase poroso lo que provoca tal efecto térmico invertido, capaz de refrigerar 3’2 litros de agua 15 grados durante siete horas si es sometido a una temperatura externa de 39 grados.

El Barça también ha sufrido una evaporación tan notable que más que refrigerado ha acabado congelado. En solo cinco años se han evaporado de sus arcas 165.000 millones de pesetas en fichajes muy prescindibles. Entre André Gomes, Coutinhos, Griezmanes, Pjanics, etc, la tesorería blaugrana ha demostrado más porosidad que una vasija de barro. Normal que acumule el 55 por ciento de las pérdidas de Laliga. Solo los renacuajos criados en el templado ecosistema de La Masia, los Ansu Fati, Pedri o Gavi han aguantado la inversión térmica. Quizá la fórmula del ADN azulgrana sea más sencilla de resolver que el mecanismo de un botijo.