Laporta y el Barça de los acróbatas

Rexach ha explicado alguna vez con cierta gracia la preparación de la final de Wembley en 1992. El Barça de Cruyff se hizo universal por el 3-4-3, pero Johan y Charly empezaron a visionar vídeos de la Sampdoria y, cuando vieron correr a aquel diablo sin pelo que respondía al nombre de Atilio Lombardo, decidieron jugar con cuatro defensas (Ferrer, Koeman, Nando, Juan Carlos) en Londres. Por supuesto, ganaron. Seguramente por esa capacidad de improvisación única, a medio camino entre la genialidad y la supervivencia, Laporta haya venerado siempre a Cruyff. Así vivió su primera presidencia en el Barça, y así ha empezado la segunda. "Hemos aprendido a ser malabaristas o acróbatas", se jactó esta semana Laporta para poner en valor su habilidad para traer a jugadores que realmente no le pertenecen porque los fichajes de Emerson o Eric Garcia o Depay vienen de muy atrás. Laporta debió olvidar que, por hacer juegos "malabares", Messi tenía cruzado a Bartomeu. Sucede, sin embargo, que donde Bartomeu se atrapaba, Laporta inventa una puerta de salida. He ahí su carisma.

Laporta ha dejado en posición de debilidad a Koeman. Y hasta le ha puesto otras banderillas con el nombramiento de Jordi como nuevo "comodín" del club. Sin embargo, y como tantas otras veces, Laporta debió preguntarse: "¿Qué haría Johan? Pensar que Messi iba a pasar sus dos últimos años en el Barça bajo el mando de Nagelsmann, Klopp o Flick era marciano; Xavi tenía que pagar el peaje de haber apoyado a Víctor Font; y con el resto de opciones sólo podía salir una decisión esperpéntica como la de Setién. La opción más lógica, pues, era seguir con Koeman. El periodo de reflexión, además, sirve para que Laporta se reafirme como su presidente, por más que él no lo fichase... El viernes, por cierto, Koeman y Guardiola jugaron a golf con sus hijos Ronald y Marius en el Vallés. Si Laporta soñaba con Guardiola para el banquillo, ¿quién pudo recomendar al presidente que Koeman cumpliese su contrato y terminase de hacer la transición en la plantilla?

La última controversia de Laporta es haber cambiado el Código ético y, cuatro días después, nombrar a su hermana Maite responsable de Inclusión y Diversidad. Lo hace a pecho descubierto, con la Asamblea a dos semanas vista. Y con muchas explicaciones que dar a los socios sobre el proyecto de la Superliga. Funambulismo tres meses después de llegar. ¿Pero alguien apostaría a que esto saldrá mal?