Al escondite inglés


Hablemos del Atleti. Fuimos, y todavía somos, ese niño jugando en el patio del colegio con tres compañeros. Nos toca en esta hermosa época de nuestra hermosa historia mirar a la pared y gritar "un, dos, tres, al escondite inglés" para, inmediatamente, darnos la vuelta y descubrir si nuestros compañeros se han movido. Hace meses jugábamos al escondite inglés con ellos tres, y les veíamos muy lejos al darnos la vuelta sin conseguir ver cuándo avanzaban. Pero avanzaban. Meses más tarde miramos a la pared, gritamos "un, dos tres, al escondite inglés", nos giramos sobre nuestros pies y vemos con asombro que están ahí ya, nos pisan los talones. Menos mal que el domingo pasado vimos al Madrid moverse y tuvo que retroceder un pasito, bendito pasito, pero apenas un pasito...


Ahora toca seguir jugando al escondite inglés e intentar ver cada movimiento de nuestros tres perseguidores para tratar de que retrocedan un pasito, aunque sea sólo un pasito.
 La mejor forma de que no lleguen al lugar donde estamos es no fallar nosotros, pero están tan cerca...


Koke y Marcos Llorente celebran un gol ante el Eibar.

Admiro y me creo a ese Simeone que dice que le pone lo que está pasando en la cabeza del campeonato ahora mismo. Te felicito, Diego, porque eso que a ti te pone a mí también me pone, pero de los nervios. 
Lo que está claro es que en este año en que el Madrid está regular, el Barça se frotaba las manos...y este año en que el Barça está regular también, el Madrid se frotaba las manos. Y ese papel sí que me pone. El papel del invitado al que nadie espera y se presenta en mitad de la fiesta a darle alegría a tu cuerpo, Casemiro. O Ter Stegen.

Así que seguiremos jugando al escondite inglés hasta que esto termine. 
Y hablando de otra cosa, no me gusta nada lo poco que sé de esa famosa súper liga europea. Suena a lo que siempre hemos odiado los atléticos. Suena a élite, y a niño rico que sólo juega con sus iguales. Nosotros no somos y nunca hemos sido así. Y espero que nunca lo seamos.