Las llaves a Kike Pérez

En el entorno del Real Valladolid se ha extendido el falso rumor de que Kike Pérez es demasiado joven para llevar las riendas del equipo. Sin embargo, a sus 23 años, ya no es un juvenil; está lo suficientemente crecidito como para dejar de tratarle como si lo fuera. En los 15 encuentros que se han jugado hasta ahora de Liga, 22 futbolistas más jóvenes que él han sido titulares, algunos de ellos, con dorsal del filial, y no con ese '8' que se le otorgó al toledano, anunciado a bombo y platillo. Es verdad que el del Celta será su noveno partido en Primera, aunque no menos cierto es que estuvo lejos de desentonar las dos veces en que Sergio González le dio el peto de titular. Si se habla del rendimiento que venía ofreciendo en el Promesas, cualquiera que haya visto dos de sus actuaciones, no más, convendrá que es un futbolista, como poco, con personalidad y con calidad técnica. ¿Por qué, entonces, el recelo? ¿Porque le falta experiencia? Habla una de tantas personas que se encontraron con esa barrera para acceder a un trabajo: si no se le da la opción, ¿cómo la va a adquirir?

La posición de mediocentro lleva varias temporadas desguarnecida en el Real Valladolid, por lo menos sin más jugadores de su perfil que Míchel Herrero, cuya merma futbolística es evidente desde hace bastante tiempo. A falta de que se cierre el mercado y de que llegue Roque Mesa (o el que fuere), la de Kike Pérez se antoja como la mejor opción para llevar el timón. No ya después de la debacle del Villamarín, sino, como poco, desde meses antes. En el mundo del fútbol existe el tópico de que los canteranos han de derribar la puerta, y él la tiró con su magnífica temporada a las órdenes de Javi Baraja. Si no ha sido titular, a pesar de la confianza proclamada en él, se ha debido únicamente a que, como si se tratase de un juego de 'Humor Amarillo', posteriormente se le ha puesto otra puerta, y otra, y otra... Cosa lógica si hubiera llegado el fichaje rimbombante que iba a aumentar el nivel de la posición el pasado enero o este verano, pero menos en clave de meritocracia dentro de la confección actual del plantel.

No cabe duda de que aquellos jugadores que consiguieron el inesperado ascenso y las dos más que meritorias permanencias posteriores merecen ser respetados. Quizás parezca con las líneas superiores que aquí no se les respeta, pero sí. Sucede que hay ciclos que merecen ser acabados cuando su fin no solo parece cercano, sino que es también palpable. De la gente que tanto te ha dado cuesta desprenderse, pero es ley de vida. Seguir agarrándose a lo que te hizo fuerte hace tres campañas puede convertirte en débil si no tienes la capacidad de regenerarte. Ciertamente, incluso cuando lo intentas puedes errar, ya se vio la temporada pasada con el lateral derecho. Y sin embargo, eso no debe ser un argumento para seguir sujeto a un pasado cada vez más lejano como es el mejor momento futbolístico de algunos blanquivioletas. El respeto es merecido, sí, y la evolución, necesaria, porque nadie se detiene nunca, todo rival anhela mejorar, aunque por el camino tenga que prescindir o rebajar la importancia de quien tiempo atrás fue importante. En este sentido, eran (y son) necesarios fichajes en posiciones clave. Mientras en el mediocentro no llegue, visto lo visto, las llaves han de ser de Kike Pérez.