El mundo de Roncero

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Autor: Tomás Roncero

EL MUNDO DE RONCERO

La verdad sobre Capello, Lorenzo y Fernando Sanz

Capello utilizó el nombre del hijo de Lorenzo Sanz para justificar su reiterado intento por bajar del tren en marcha (desde mediados de temporada ya quería irse) y regresar a su Milán.

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La verdad sobre Capello, Lorenzo y Fernando Sanz
JESUS AGUILERA ORTEGA DIARIO AS

El pasado 13 de febrero, Fabio Capello se despachaba, en un foro organizado en España en el que participó el entrenador italiano, con una acusación que me sonó fea por el tono y por dejarla botando sin demostrar la veracidad de sus palabras. Preguntado por su turbulenta primera etapa como técnico del Bernabéu (1966-97), afirmó: “Con los jugadores no tuve ningún problema en el club, sólo tuve problemas a nivel de presidente. Quería que pusiera a su hijo a jugar y yo le dije que en ese Madrid no podía hacerlo”. Uno, aprovechando que tiene más tiempo en casa forzado por las tristes circunstancias, he levantado teléfonos y ha indagado sobre todo lo ocurrido con Fernando Sanz en aquellos finales de siglo. Empiezo por la conclusión final: Capello utilizó el nombre del hijo de Lorenzo Sanz para justificar su reiterado intento por bajar del tren en marcha (desde mediados de temporada ya quería irse) y regresar a su Milán.

Fabio llegó en el verano de 1996. En la plantilla estaba, efectivamente, Fernando Sanz, el único jugador junto a Guti que estuvo en todas las categorías inferiores de la cantera de la Ciudad Deportiva, incluso cuando su padre ni siquiera pertenecía a la directiva madridista. En verano le dijo que contaba con él, pero apenas le utilizó durante los ensayos de pretemporada. Ahora les cuento algo que nunca se publicó y ha llegado el momento. Cuando iba a finalizar ese mercado de fichajes, Fernando Sanz recibió una llamada personal de José Antonio Camacho. El míster le dijo que le encantaría tenerle en su proyecto que arrancaba en el Sevilla y que pensaba darle minutos y protagonismo. Martagón ya iba cogiendo años y tenía sitio para él. Fernando Sanz se lo dijo a Capello y le pidió que le dejase salir. “No y no. Vas a jugar conmigo, ya lo verás”, respondió con aparente firmeza el italiano. Pero las palabras se las llevas el viento y llegado al mercado invernal casi ni se había estrenado. De nuevo le llamó el Sevilla y Capello, increíblemente, insistió en negarse a dejarle salir. Iba cogiendo forma su estrategia.

Sólo un mes después, en febrero, Capello llamó al presidente para comunicarle que el Milán le había hecho una oferta de tres años para regresar allí. El 27 de febrero su abogado llegó a las oficinas para negociar su rescisión. Lorenzo Sanz se negó y le obligó a quedarse hasta final de curso. En los siguientes meses, Fernando Sanz apenas jugó minutos residuales en el Pizjuán (dos minutos) y Compostela (13’). En Alicante (9 de febrero) le puso de titular por primera vez (2-3), pero en el descanso le quitó para señalarle públicamente. No volvería a jugar un solo minuto hasta el 22 de junio con el alirón liguero consumado y el Campeonato acabado…

Capello iba diciendo en los cenáculos con periodistas que se quería volver a Milán porque el presidente le presionaba para que jugase su hijo. Fernando Sanz, harto de sentirse utilizado en la estrategia del italiano para justificar su ‘tocata y fuga’, entró en su despacho y le dijo a la cara cuatro cosas que a cualquier otro le habrían ruborizado como mínimo. Capello, inalterable, se limitó a responderle: “Chaval, yo tengo ofertas del Roma y del Milán, a mí no me va a faltar trabajo cuando me vaya de aquí”. Eso sí, aunque tenía fama de duro, pese a que los calificativos que escuchó eran muy duros no hizo ademán de replicarle siquiera. El caso es que Fabio sólo cumplió el primero de sus tres años firmados con el Madrid y, efectivamente, regresó a Milán. Fernando Sanz, que no ‘valía’ para el Madrid, jugó con Heynckes varios partidos relevantes en el famoso año de la Séptima. Sobre todo la eliminatoria completa con el Borussia Dortmund en semifinales. Fue titular en la ida, en el famoso partido de la portería caída, al no estar Hierro ese día por sanción. Victoria por 2-0 y actuación completa. Mejor todavía en la vuelta (esta vez el sancionado era Sanchís), dado que fue un bastión atrás junto a Hierro y el 0-0 final metió al Madrid en la soñada final de Ámsterdam. Cuando Heynckes conquistó la Séptima y fue destituido tres días después (ya estaba pactado), en una de sus primeras entrevistas reconoció que a Fernando Sanz debió haberle dado más minutos dado su rendimiento y afirmó que jamás le había dicho el presidente que su hijo debía jugar.

Siete meses después, Fernando Sanz fue titular, esta vez con Hiddink en el banquillo, en la final de la Intercontinental ante el Vasco de Gama en Tokio. Raúl marcó el famoso ‘Gol del Aguanís’ en el 83’, pero sólo tres minutos después Fernando salvó desde la línea el gol de Gilherme que hubiese forzado la prórroga. Acabado ese curso y sin nada que demostrar ya, Fernando Sanz pidió la carta de libertad renunciando a cuatro años de contrato (era de los más bajos de la plantilla) y se fue al Málaga. Allí permaneció siete temporadas (¡jugando 228 partidos!), siendo después el presidente del club que le salvó de la desaparición. Cada vez que jugó con el Málaga en Madrid, el Bernabéu le dedicó una cariñosa ovación. El tiempo pone a cada uno en su sitio.