Fabio Capello lideró el primer proyecto de Lorenzo Sanz
Fabio Capello lideró el primer proyecto de Lorenzo Sanz

Lorenzo Sanz y el Real Madrid (Parte 3)

Fabio Capello lideró el primer proyecto de Lorenzo Sanz

Capello recuperó la Liga para el Real Madrid pero sus continuas peticiones de fichajes, la mala relación con algunos jugadores y la intromisión del Milán hicieron que sólo dirigiera una temporada al equipo madridista.

Fabio Capello había nacido en la población de Pieris, en la provincia de Gorizia, el 18 de junio de 1946, recién acabada la guerra mundial. Se hizo futbolista y con quince años se incorporó al SPAL de Ferrara, entonces habitual en la serie A italiana. Antes de cumplir los dieciocho debutó el 29 de marzo de 1964 en la Primera División del calcio. Entre 1967 y 1970 actuó en el Roma, fichando a continuación por la Juventus. Tras seis temporadas en la vecchia signora recaló en el Milan, donde colgó las botas. Las de jugador, porque se integró en el cuerpo técnico del club, en 1981 de las secciones inferiores y desde 1987 como segundo de Arrigo Sacchi. En 1991 sustituyó a su maestro en el banquillo del primer equipo milanés y tras cinco años de permanencia al frente del mismo dio el salto al Real Madrid. Además había sido portador en 32 ocasiones de la maglia azzurra en las que, a pesar de ser centrocampista, logró ocho goles para Italia.

Realmente su currículum avalaba el prestigio con el que llegó a Madrid.

Capello era fiel a su filosofía hasta las últimas consecuencias.

Un 4-4-2 con un fútbol muy directo

Fabio Capello, como buen italiano, impuso un fútbol muy táctico y directo. El entrenador transalpino empleó habitualmente un 4-4-2 en el que Seedorf aparecía en el doble pivote con Redondo, aunque un poco más adelantado. El ataque era para la pareja formada por Mijatovic y Suker y eso provocó que Raúl se viera obligado a jugar en la izquierda. La gran novedad fue la aparición del canterano Víctor por la banda derecha. A Capello no le gustaba el toque, pedía siempre transiciones rápidas para que MIjatovic, Suker y Raúl sorprendieran con su calidad. El italiano se sintió algunas veces desarropado por la izquierda por el carácter ofensivo de Roberto Carlos y por eso quitó habitualmente a un delantero (Suker, preferentemente) para dar entrada a Lasa y cubrir así la espalda del brasileño.

El 20 de mayo de 1996 firmó el contrato en las oficinas de la casa blanca que le unía por tres años al club.

Había llegado a Barajas el día anterior a las tres de la tarde y tras dejar el equipaje en el hotel Eurobuilding se trasladó al estadio para asistir a los encuentros que sucesivamente oponían al Real Madrid con el Mérida (1ª división) y Almería (2ª división). A las nueve se reunió a cenar con su representante Carlos Uriarte y los directivos madridistas, retirándose a descansar pasadas las doce de la noche.

"El primer espectáculo que reclama la afición es la victoria de su equipo, lo demás viene después"

Fabio Capello

Por la mañana se reunió sucesivamente con Manuel Fernández Trigo, José Martínez Pirri, Ramón Martínez y Arsenio Iglesias. A la una y cuarto fue presentado a los medios de comunicación. Más de doscientos periodistas se agolpaban en la sala de la Asociación de la Prensa de la calle de Juan Bravo. “Trabajaré para ganar la Liga. El Real Madrid necesita renovar el equipo y por eso tienen que marcharse jugadores excepcionales como lo es Míchel. No tengo miedo. El Real Madrid es un reto que acepto con emoción y orgullo. Es una aventura estimulante y confío en poder recuperar los viejos éxitos y el prestigio de este club. Conmigo el que no corre no juega, ya lo he advertido. El primer espectáculo que reclama la afición es la victoria de su equipo, lo demás viene después. Es un honor estar aquí”. Estas fueron sus frases más significativas antes de retornar a Italia a las tres de la tarde para emprender una gira por Corea y China con el equipo milanés.

Su incorporación se produjo el 1 de julio. Desde el primer momento demostró que tenía sus ideas muy claras y que iba a imponerlas.

las prohibiciones del señor entrenador

Nada más fichar por el Real Madrid, Fabio Capello quiso imponer la disciplina que consideraba necesaria para el correcto funcionamiento de la plantilla. Así, a los pocos días mandó una carta a sus jugadores bajo el epígrafe: ‘Normas del señor entrenador I’. Estas se consideraron normales porque lo que recomendaba era que no descuidaran su preparación en verano. Días después les llegó otra misiva (‘Normas del señor entrenador II’) en donde imponía un código de actuación inflexible.

Los jugadores se sorprendieron al recibir dos cartas (‘Normas del señor entrenador I y II’) que contenían una serie de normas de obligado cumplimiento que no cayeron bien en la plantilla. Los jugadores del Real Madrid no estaban acostumbrados a ser considerados como colegiales.

En la pretemporada surgieron las primeras incidencias. Durante uno de los primeros entrenamientos, Quique Sánchez se queja de una uña del pie. Capello manifiesta que un jugador que se queja de tal problema no puede pertenecer a su equipo y a pesar de los dos años de contrato que todavía le restan en el club le da la baja. Eso indica a los jugadores que el italiano no habla por hablar. La autoridad la tiene el míster y la ejerce con todas sus consecuencias.

El 16 de agosto se conocen las maniobras de Alfonso para incorporarse definitivamente al Betis. Capello quiere a Finidi, al argentino Almeyda y al brasileño Flavio Conceiçao. Las arcas están vacías y no se puede satisfacer sus deseos. Los directivos creen que hay plantilla suficiente para afrontar los retos de la temporada.

La relación entre Sanz y Capello fue desde muy pronto una sucesión de desencuentros.

"Dicen que tenemos una gran plantilla y sólo tengo once jugadores. No entiendo la planificación que han hecho de la pretemporada"

Fabio Capello

En el Corriere dello Sport aparecen una declaraciones del técnico que levantan ampollas: “Dicen que tenemos una gran plantilla y sólo tengo once jugadores. No entiendo la planificación que han hecho de la pretemporada. Sólo piensan en el dinero y no en el equipo. En un mes con el equipo he cogido más aviones que en todas las Copas de Campeones con el Milan. Esto lo vamos a terminar pagando. Necesitamos más jugadores”.

El presidente Sanz reacciona de inmediato y se reúne en un salón del hotel Carlton bilbaíno con su entrenador. No trasciende lo tratado pero se estima que se ha llegado a un acuerdo entre las partes. El presidente declara: “Lo único que le he comentado es que si hay algo que no le gusta, que nos lo diga a nosotros. Estamos haciendo un proyecto de futuro y por unas palabras no podemos echar todo por tierra. Creo que Capello no tiene motivos para quejarse. Hemos aclarado algunas palabras que no me gustaron y ya está todo en orden”.

La larga noche del Hotel Carlton

En agosto, cuando llevaba un mes trabajando con la plantilla, Capello se descolgó pidiendo más fichajes en la prensa italiana coincidiendo con un viaje del equipo madridista a Bilbao. Eso sentó muy mal a Sanz y se reunió con el italiano en el hotel Carlton para pedirle mesura, como se ve en el cómic de arriba.

En el trofeo Bernabéu se derrota al Benfica (4-0) y el público sale satisfecho pero a Capello se le suelta de nuevo la lengua: “Sólo tengo catorce jugadores y un grupo de chavales. Hacen falta refuerzos. Así no se puede seguir. Tienen que llegar nuevos jugadores”.

Illgner y su familia en Barajas.

La mánager del Illgner

Capello quería un portero alto y Sanz le fichó a Bodo Illgner, meta del Colonia que fue campeón del mundo en 1990. Con Illgner llegó su mujer Bianca, que además era su representante y le imponía unas pautas de comportamiento poco sociables.

Exigió el fichaje de un guardameta con altura física y experiencia. Sanz le proporcionó de inmediato a Bodo Illgner, que pudo debutar en el comienzo del campeonato.

El alemán ha sido durante su estancia en Madrid un jugador que cumplió bien su oficio cuando fue requerido para ello, pero que no llegó a integrarse en la plantilla. Su mujer Bianca, agente FIFA, siempre ha parecido ser quien tomaba todas las decisiones importantes, no sólo familiares sino deportivas.

El juego del equipo se demostró como excesivamente mecanicista, sin concesiones ni alegrías para la imaginación creativa de sus componentes

El juego del equipo se demostró como excesivamente mecanicista, sin concesiones ni alegrías para la imaginación creativa de sus componentes, provocando el relativo disgusto de los seguidores merengues y cierta desconfianza en los directivos. La prensa, mayoritariamente, criticó su estilo (el italiano tras empezar con una relación afable se fue distanciado a medida que pasaba el tiempo de los periodistas), aprovechando cualquier resultado insatisfactorio, como los empates en La Coruña, Sevilla y Santander, donde se dijo que el equipo no se lo había tomado en serio hasta que se vio en desventaja.

Mayores motivos hubo cuando las igualadas se produjeron en el Bernabéu contra Tenerife y Logroñés o en Almendralejo. Se capeó el temporal y los resultados en general acompañaron. Capello sobrevivió a todos y a todo, fundamentalmente por la voluntad de Sanz, que no por su confianza. Poco a poco, con los resultados favorables, fueron cesando las críticas adversas e incluso el juego del equipo mejoró en espectacularidad, olvidándose las acusaciones de aburrimiento.

Éste era el once tipo de Valdano.

Del equipo de Valdano...

El Madrid de Valdano tenía un once básico formado por Chendo, Buyo, Redondo, Laudrup, Luis Enrique, Quique, Amavisca, Raúl, Zamorano, Sanchis y Alkorta. Nueve desaparecieron después...

En vísperas de Navidad, Capello manifestó la necesidad de reforzar la defensa por su sector diestro. El portugués Secretario no cumplía lo que se esperaba de él y Chendo acusaba el paso de los años a pesar de su proverbial entusiasmo. Se utilizó a Alkorta y a Fernando Sanz pero ninguno satisfizo al técnico italiano. Llegó Panucci y Fabio Capello cesó en sus permanentes quejas.

El partido contra el Barça contempló un claro triunfo blanco. La afición se volcó en su apoyo y tuvo la satisfacción de poder homenajear a Mijatovic cuando marcó el gol de la tranquilidad (2-0) después de una semana difícil para el montenegrino por la situación clínica de su hijo Andrea.

El once tipo de Capello durante su temporada en el Real Madrid.

...al que dirigió Capello

El Madrid 96-97 tenía siete caras nuevas (Illgner, Seedorf, Suker, Secretario, Víctor, Roberto Carlos y Mijatovic) con respecto al de la campaña anterior. Después Panucci suplió a Secretario.

El triunfo ante el Atlético en el Calderón (1-4), con debut de Panucci y extraordinaria actuación de Raúl cuando acababa de ser expulsado Mijatovic, venció la balanza del lado del mister en el ánimo de los aficionados. Se mantuvo la imbatibilidad hasta la 25ª jornada y el Rayo fue el sorprendente triunfador. No se mereció perder en Vallecas y la derrota no tuvo repercusiones. En Tenerife, la isla maldita, se logró el empate el día 30 de marzo, fecha de la presentación del brasileño Zé Roberto que se había incorporado en enero tras un viaje presidencial a Brasil y Uruguay.

Sin embargo, las derrotas padecidas en el Camp Nou y San Mamés redujeron al mínimo la diferencia con los culés. Se había disfrutado de diez puntos y ahora sólo se tenían dos de ventaja. El sprint final demostró que los madridistas eran más fuertes, por tener la ventaja de no estar disputando esa temporada alguna competición europea. El Barça perdió ridículamente en Alicante, con un Hércules a punto de consumar su pérdida de categoría, y los blancos no desaprovecharon sus oportunidades. El Real Madrid volvía a proclamarse campeón de Liga, a pesar de las dudas que algunos fomentaron y otros compartieron.

Una revolución de casi cinco mil millones

Jugador Precio
Secretario 250 millones
Illgner 300 millones.
Seedorf 600 millones
Suker 600 millones
Roberto Carlos 600 millones
Zé Roberto 650 millones
Panucci 660 millones
Mijatovic 1.284 millones
Hierro Seguía en el equipo
Redondo Seguía en el equipo
Alkorta Seguía en el equipo
Raúl Seguía en el equipo
Víctor Subió de la cantera

Sí llamó la atención de los observadores que, después de varios años, el estadio Santiago Bernabéu volviera a llenarse, jornada tras jornada, independientemente de la valía del rival. El público respondía ante el éxito y hasta le parecía bien la disciplina de Capello frente al vedettismo de los jugadores. Las sustituciones de Suker se hicieron habituales ante el disgusto del jugador. Guti, Secretario y Fernando Sanz se quejaban de la falta de interés que tenía el entrenador por ellos.

Pero todo ello lo asumían los aficionados como lógico dado el rendimiento que daban sobre el terreno de juego. Nunca llegaron a entender las desavenencias entre el técnico y el presidente, aunque se habló, y mucho, de la situación de Fernando Sanz como discutido jugador de la plantilla y su posible influencia filial en contra del entrenador que no le alineaba.

Guti, Suker, Raúl y Mijatovic con la copa de campeones de Liga.

Un tridente de lujo

Fabio Capello pudo ganar la Liga porque contó con un tridente atacante de lujo: Suker, Raúl y Mijatovic. Entre los tres consiguieron 59 de los 74 goles que logró el equipo madridista en el campeonato liguero. El croata consiguió 24 tantos y fue el máximo goleador del conjunto blanco, Raúl aportó 21 dianas a pesar de jugar en la izquierda y Mijatovic puso su nombre a 14 tantos.

Su principal defensor fue Fernando Hierro: “Es Capello quien nos ha dado el carácter de campeones. Gracias a él hemos podido remontar muchos encuentros. Hemos creído en nuestras posibilidades y no hemos arrojado nunca la toalla”.

"Es Capello quien nos ha dado el carácter de campeones. Gracias a él hemos podido remontar muchos encuentros"

Fernando Hierro

El entrenador italiano había firmado un contrato por tres años y su carácter ganador cayó bien a los aficionados madridistas que no comprendían cómo se cuestionaba su continuidad en el club. Parecía un culebrón televisivo y mucho más cuando se hizo público que renunciaba a cumplirlo en toda su integridad para retornar a Milán al término de una temporada triunfal.

El 10 de febrero Sanz recibe en su despacho a Mijatovic y Suker. Ambos le dan a conocer las ofertas que han recibido de clubes ingleses pero, sobre todo, que no se encuentran a gusto con Capello. “Mientras el equipo gane, no podemos hacer nada” comenta a continuación Sanz con sus directivos. De nuevo trasciende la noticia y Capello manifiesta que el presidente no le respalda. El 17 de febrero consigue que Sanz le reconozca en un documento que le dejará en libertad al finalizar la temporada siempre y cuando en los tres años siguientes no entrene al Barça. Todo se sabe, y periódicos y emisoras se hacen eco de estas noticias, las amplían y amplifican.

Capello es manteado por sus jugadores tras el título de Liga.

Un manteo protocolario

El 14 de junio de 1997, el Real Madrid cantó el alirón liguero ante el Atlético. Al final del partido, los jugadores celebraron el título dando la vuelta olímpica y manteando al entrenador. Algunos jugadores, como Mijatovic y Suker, lo hicieron forzados por las circunstancias porque no se llevaban bien con el entrenador.

"A mí me habría gustado que hubiera estado diez años en el Madrid, pero él no quiere… ¿Qué esperaba Capello? ¿Que me arrodillase ante él?"

Lorenzo Sanz

El vestuario es un volcán. La directiva se divide en posturas contrapuestas. Ignacio Silva, vicepresidente económico, pide a Sanz la destitución del tesorero Juan Onieva. Sanz da su confianza a Onieva y Silva dimitirá al finalizar la temporada. Capello tiene la puerta abierta para marcharse y declara que el 15 de mayo anunciará su futuro. Sin embargo, el 18 de abril, tras derrotar al Sevilla y ampliar a diez puntos la ventaja sobre el Barça, Sanz y Capello se reúnen para plantear la siguiente temporada, fichajes, bajas, lugares de preparación, cuadro técnico… Capello reconoce que tiene una oferta del Milan por tres años y duda en forzar su salida del club blanco o permanecer. Rápidamente se sabe que ha pedido las bajas de Suker, Secretario, Buyo, Chendo y Alkorta; que quiere la incorporación de Henry, Karembeu, Rodrigo, Morientes y un central de primera fila. También pretende la cesión de Fernando Sanz, Guti y Álvaro y el regreso de Dani, Jaime y Contreras. Circulan toda clase de rumores y suposiciones. La situación se deteriora y Sanz y Capello saben que no van a seguir juntos, aunque públicamente ambas partes lo nieguen. Por fin, el 28 de abril, Capello da la primicia en una emisora: “Me voy. La decisión está tomada. Cuando la gente no es correcta no se puede trabajar. Es imposible hacerlo en un club en el que hay una conversación entre dos personas y al día siguiente aparece todo en la prensa”. De inmediato el presidente reacciona: “Nos ha tomado el pelo. Se ha cabreado porque le han comunicado que no hablaría con él hasta después del partido con el Barcelona. Se cabreó cuando le dije que no le permitiría que entrenara al equipo azulgrana y todo el mundo sabe que en enero se reunió con Gastart. A mí me habría gustado que hubiera estado diez años en el Madrid, pero él no quiere… ¿Qué esperaba Capello? ¿Que me arrodillase ante él? A partir de ahora le daré una palmadita y adiós muy buenas”.

Se ganó la Liga y se fue Fabio Capello a un Milan en crisis en el que fracasó.

Una polémica de portada

Desde que el Milán se metió por medio a principios del 97, Capello y Sanz protagonizaron una agria polémica que tuvo su fiel reflejo en las portadas de AS. El técnico esperaba que el interés milanista por recuperarle no se filtrara hasta final de temporada.

La verdadera nota desgraciada de la temporada fue la gravísima lesión de una de las mayores esperanzas blancas: Álvaro Benito Villar. En partido internacional de selecciones Sub-21 contra Eslovaquia, su rodilla se hizo añicos cortando de raíz la magnífica proyección del joven jugador.

La ausencia europea incorporó esta vez al Madrid a las eliminatorias coperas desde la segunda ronda. Salamanca y Valladolid fueron dejados en la cuneta con cuatro triunfos blancos, pero en octavos de final el sorteo dispuso un choque de máxima rivalidad: Barça-Madrid.

Todavía luchaban en esos momentos por el título liguero y se presentó el doble duelo como anticipo del desenlace final. Ambos partidos estuvieron rodeados de la expectación lógica y de una emoción desbordante. En el Camp Nou venció el Barcelona. Fue un choque muy igualado que se resolvió por el mayor acierto azulgrana. Ronaldo inauguró el marcador, pero igualó enseguida Suker. En la segunda parte Hierro adelantó a los blancos y él mismo fue el autor del empate al batir involuntariamente a Illgner. Resolvió el brasileño Giovanni a doce minutos del fin.

La vuelta en el Bernabéu, siete días después, el 6 de febrero, tuvo los mismos ingredientes. Lleno absoluto, espectacularidad y emoción sin límites. El Barça jugó al contraataque buscando la definición de Ronaldo. En el primer tiempo no se movió el tanteador. Faltaban 20 minutos cuando una desgraciada intervención de Roberto Carlos amplió la ventaja del club blaugrana. Los jugadores madridistas reaccionaron con entusiasmo y juego, descuidando incluso su defensa. No había tácticas ni sistemas en pos de una victoria heroica que no llegó. Un penalti transformado por Suker impidió la derrota, pero faltó otro gol que hubiese adjudicado la clasificación por el valor de los goles en campo contrario.

La temporada arrojaba un balance favorable en lo deportivo. Título liguero, plantilla competitiva y participación europea. Dejaba la duda del comportamiento futuro de una directiva desunida, de la incorporación de un nuevo responsable del equipo y, sobre todo, si en estas circunstancias se podría encarar con éxito la conquista de la Séptima.


La trayectoria de Lorenzo Sanz en el Real Madrid

Capítulo 1: Ramón Mendoza se marcha ahogado por la economía.

Capítulo 2: La lujosa renovación de Sanz devuelve la ilusión al madridismo

Capítulo 3: Fabio Capello lideró el primer proyecto de Lorenzo Sanz

Capítulo 4: La ansiada Séptima Copa de Europa llegó con Lorenzo Sanz

Capítulo 5: El Madrid conquista en Tokio su segunda Copa Intercontinental.

Capítulo 6: La Octava llegó en la primera final española de la historia

Capítulo 7: Lorenzo Sanz pierde las elecciones con Florentino Pérez

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