Zidane y el inexistente plan de juego

La agonía liguera del Madrid se alargó en Butarque con otra actuación desapasionada e incompatible con lo que debería ser este equipo. No se le intuyó un plan de juego preparado para desnivelar la estructura de cinco defensas y tres centrocampistas por delante del Leganés de Pellegrino. La sensación de indiferencia fue absoluta y el primer tiempo, como el del Eibar, resultó aberrante. Nadie picó a la espalda de los carrileros ni obligó a los tres centrales rivales a salir de su zona. Tampoco hubo filtraciones por detrás de la medular pepinera. Isco y Asensio duraron apenas diez minutos y Benzema, hasta el descanso, no estuvo certero en las recepciones por dentro. Desde esa perspectiva se jugó a lo que quería el Leganés. Cómodo en fase defensiva, los de Pellegrino empujaron con su habitual propuesta directa y sacaron provecho del balón parado y de la ventaja aérea de Carrillo con Nacho, otra vez sobrepasado.

Tan mala fue la primera parte que cualquier pequeña mejoría posterior en el Madrid no era ningún milagro. Como ante el Eibar, las correcciones de Zidane y un mayor interés le entonaron. El técnico acercó a Valverde y Casemiro, casi en una misma línea, y adelantó a Modric para que pudiera intervenir en zonas menos concurridas por jugadores del Leganés. El croata se intercalaba entre la zaga y el mediocampo adversario y pulió sus asociaciones con Benzema (ocho pases entre ambos). Fue lo único rescatable en un Madrid de mínimos. De su mediocre temporada sólo se puede destacar la regularidad de su fútbol por inexistente.

Dejadez defensiva

Nula vigilancia de Asensio a Jonathan Silva en el gol del Leganés precedido de un saque de banda. Era su par en la frontal y se olvidó de él. Le dejó que le ganara la posición y luego no opuso resistencia a su remate.