El Atlético no para. Ahora trae a Morata para fortalecer su ataque, con vistas a esa ardua eliminatoria contra la Juve, que puede marcar su ser o no ser en la Champions. Ya saben: la final se disputará en el Wanda Metropolitano y el Atlético tiene anotada esa fecha en rojo en su calendario. Lleva tres finales de Copa de Europa-Champions perdidas, en circunstancias a cuál más cruel. Ahora tiene pedida esta final para su flamante campo, orgullo del club, señal de que la fe del Atlético es indesmayable, de que espera que esta ocasión sea la definitiva. En ese fin, incluso arrostra el riesgo de encontrarse con que quien alcance, y quién sabe si gane, esa final, sea el enemigo íntimo.

En busca de fortalecerse en la causa de la Champions el Atlético incorpora a Morata, un jugador, que ahora se recuerda mucho, empezó por ahí. En su cantera no convenció, pasó a la del Getafe, y de esa a la del Madrid, donde se hizo jugador apreciable. Primero en el Castilla, donde aprendió a moverse a la banda, empujado por Joselu, que no llegó a tanto. Luego saltó al Madrid, de ahí a la Juventus, de nuevo al Madrid, luego al Chelsea y ahora, con 26 años y unos cuantos partidos en la Selección, desemboca en el Atlético, la que fue su primera casa, en lo que espera sea un viaje poco menos que definitivo. Diego Costa no fue lo mismo desde su vuelta. Kalinic es sólo un repuesto.

¿Y Morata? ¿Qué es Morata? Le hemos visto jugar muy bien a ratos, y afligirse en exceso otras veces. En el Madrid chocó con los privilegios de Benzema (que ahora por fin justifica), en la Selección vivió distintas competencias. Siempre ha sido algo así como un ‘sí es, no es’, un delantero al que le ha faltado una peseta para el duro. Jugador bueno, con valiosa cuota de gol, pero con cierto aire quejica y como melancólico, que le resta imagen. Eso se lo tiene que sacudir de encima. Eso se lo puede sacudir Simeone, que parece especialista en ello. Si no, acabará en la periferia del equipo, como le ha pasado tantas veces antes. Pero si Simeone da con la tecla, ahí hay un gran delantero.