Perfecciona tu resto para mejorar tu pádel
Olvidado por ser un golpe de transición, el resto es uno de los golpes que más influye en el juego y más puntos hace desperdiciar al jugador amateur.
Entre voleas, bandejas, remates o globos se mueve el pádel. Centrados en defender y definir, es habitual que el jugador amateur se centre en los golpes más estéticos y espectaculares obviando, a veces, los más básicos. Y de entre todos ellos, hay uno que con habitualidad se suele olvidar: el resto.
El resto es sin duda uno de los golpes más importantes en el pádel. Habituados a realizarlo de forma mecánica como un golpe intrascendente cuyo único objetivo es pasar la pelota al campo contrario, son muchos los puntos que el jugador amateur deja escapar o desperdicia. Tan habitual como ganar un punto brillante es estrellar el siguiente resto en la cinta. Y sí, el valor de ambos es el mismo.
Y es que saber si restar es un arte, hacerlo bien es una mera obligación. Son muchos los puntos que podemos dejar escapar durante un partido sino dominamos esta faceta del juego y para hacerlo influirán la colocación, toma de decisión, el sentido que le queramos dar al juego y, cómo no, el servicio del oponente. Y con todo ello, el posterior punto. La iniciativa, el desarrollo y, en muchos casos, la finalización.
Para ganar calidad en nuestros restos, el primer paso será tener una colocación correcta. Situados en posición de defensa –por detrás de la línea de servicio, con las rodillas semiflexionadas y los pies en paralelo- atenderemos con especial interés a la pared lateral para atacar la pelota antes de que toque en esta, jugar con el rebote o desplazarnos al centro de la pista en caso de un servicio contrario a la 'T'.
Una vez hayamos pulido nuestra colocación, ganará importancia la toma de decisión. Hacia dónde queremos iniciar el juego. Por norma general, intentaremos direccionar nuestro resto al jugador sacador. ¿Por qué? Porque evitaremos que su compañero –en estático y cercano a la red- pueda volear con facilidad y obligaremos al sacador a volear, bandejear o golpear en transición y movimiento.
Y, para finalizar, intentaremos qué golpe utilizaremos. Por la velocidad y efecto del saque contrario, lo más sencillo será intentar salir por abajo. Restar para obligar a volear al contrario. Marcando bien el golpe –preparado, armado, impacto y terminación- buscaremos salvar la red con un margen suficiente que ni deje una volea fácil al rival ni nos haga tirar el punto con un error no forzado.
Si, en caso contrario nuestra elección es el globo, deberemos tener en cuenta que por el efecto, velocidad y rebote del servicio del rival, nuestra capacidad de control sobre la pelota será menor. No será raro jugar este resto y acabar realizando un globo corto que deje a merced del remate rival la pelota o, simplemente, tirarla directamente al cristal de fondo.