SIN CADENA

La promoción turística a través del ciclismo, un valor en alza

Poco a poco, los organismos públicos de todo el país se van sumando al movimiento cicloturista. Repasamos iniciativas que buscan atraer ciclistas

Diario Costa del Sol

En este espacio hemos hablado ya varias veces de empresas potentes que deciden invertir en cicloturismo, organizar eventos y marchas que se convierten en verdaderos fenómenos de masas. Baste para muestra fijarse un poco en la Quebrantahuesos, que ya es mucho más que una simple marcha cicloturista y se ha convertido en uno de los grandes eventos deportivos populares del país.

Pero, ¿qué pasa con las instituciones públicas? ¿Se animan con esto, o cómo va la cosa? Bueno, para eso estamos aquí. Para ver si se están materializando iniciativas que fomenten el uso de la bici y, principalmente, sirvan como un catalizador de la promoción turística de cualquier destino/comarca/provincia/región a través del uso de la bici. Por definición, el turista de ciclismo tiene un perfil económico medio-alto, cierta conciencia de respeto al medioambiente y suele dejar más beneficio que gasto allí donde va. Y por eso mismo es un tipo de cliente interesante.

Pero, ¿qué están haciendo los organismos públicos para atraer ciclistas? Bien, en este sentido se puede decir que hay varias velocidades, dependiendo del sitio al que nos referimos. Está claro que en la franja norte, especialmente Euskadi, Navarra y Cantabria, casi se puede decir que ‘no hace falta’ esa promoción porque la gente ya usa la bici y todo el mundo dentro y fuera lo sabe. En aquellos lugares, mención especial al territorio vasco, el ciclismo es ‘deporte nacional’. Igual que la costa de la Comunitat Valenciana, donde los equipos pasan sus pretemporadas, o Mallorca.

Fuera de allí, las cosas se complican un poco más. Por ejemplo, en estos días la Diputación de Segovia ha presentado las bases de un Plan Director en el que, según han dicho los responsables provinciales, van a convertir la ciudad del acueducto y su provincia en “la Meca del cicloturismo”. Ambicioso es el anuncio, desde luego. Ya veremos en qué queda. Pero sí es cierto que han encargado un estudio para conocer qué repercusiones traería una apuesta por el cicloturismo en la provincia.

Y la respuesta no se ha hecho esperar: dicho estudio, realizado por la empresa Bikefriendly, asegura que fomentar, promocionar e incluso señalar rutas por los pueblos y tratar de llevar gente allí podría ser vital para salvar el medio rural. Que, como en toda Castilla y León, sufre los efectos de la despoblación y el desinterés –por desgracia- pese a encontrarse, en muchos casos, en zonas de enorme valor paisajístico y con un terreno ideal para la práctica de la bici. Segovia, desde luego, es de esas provincias donde hay de todo para pedalear.

Como Málaga donde desde 2017 se viene gestando una iniciativa conocida como ‘Bicycle Sleep’, impulsada por la Mancomunidad de la Costa del Sol Occidental –entre Málaga y Manilva- para fomentar el uso de la bicicleta. ¿La intención? Romper la estacionalidad del turismo, que en verano desborda todas las plazas hoteleras pero en invierno obliga, en algunos casos, incluso a cerrar hoteles durante varios meses. La idea pasa por involucrar al sector hotelero mediante un distintivo que indica que ese establecimiento es “amable” para el ciclista. Menús especiales para gente que entrena o habitaciones para guardar el material son algunos de los servicios que ofrecen. Lo cierto es que, después de 14 meses, hace tres semanas se apuntó el primer hotel, con lo que por fin quedó inaugurada la red. Para promocionarla, la Mancomunidad ha llevado un grupo de gente equipada con publicidad de la iniciativa... ¿adivinan dónde? Sí, a la QH.

Y en Asturias, por irnos a otro rincón, también se empieza a debatir a nivel político incluir el cicloturismo como una modalidad más de los planes turísticos. Como decía, hay varias velocidades, pero lo que parece imparable es la consolidación del turismo en bicicleta, o el ciclismo a nivel popular en cualquier caso, como una opción más entre el turismo. Y si las empresas privadas y los grandes organizadores de carreras de este deporte ya han visto el filón, es cuestión de tiempo que las instituciones se sumen. Ya lo están haciendo, aunque como si de una carrera se tratase, cada una a su ritmo.

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