Arnau Baqué

La grada de animación no se toca

La Grada de Animación es patrimonio tangible de la entidad. Simboliza aquella esencia básica del aficionado fiel, orgulloso de su equipo, generoso con el mismo. Un foco de animación el de Cornellà-El Prat que fue la envidia de todas las hinchadas de la Liga hace escasas temporadas y que, por la desidia futbolística del equipo y la mejorable gestión ejercida por el club en algunos mandatos, ha ido menguando hasta cotas alarmantes. Cuando acepté el reto de promover la Grada Canito, lo hice orgulloso de prestar un servicio al club y un apoyo a todos los chavales que la conforman. Estos últimos se lo merecen todo, son el pulmón del estadio y representan esa esencia el cambio generacional que necesita de forma constante toda entidad deportiva, especialmente el Espanyol.

Esta temporada la animación en la Grada Canito ha sido un ejemplo en civismo y en comportamiento, amparado por el excelente trabajo realizado por mis compañeros de grada y la voluntad y predisposición de los integrantes, que han demostrado amar al Espanyol por encima de otros intereses, tal y como ejemplifica el seguimiento del llamado Pacto de la Banderas. No permito que se toque la grada, eso es innegociable. Nadie, y menos los integrantes de la entidad, pueden cargarse el patrimonio tangible que tiene el club. Se están cargando la animación y eso no se puede permitir. El club está a tiempo de rectificar y de abandonar la vía coercitiva para imponer medidas de persecución a una grada que esta temporada ha demostrado ser ejemplar con sus actuaciones en el estadio. Piénsenlo.