Entre ser indignado o alternativa
En la penúltima Asamblea de Lendoiro, al que le deseo de todo corazón una pronta recuperación, el expresidente sacó adelante todos los puntos del día con un apoyo del 99%. El Deportivo estaba en puestos de descenso, ya había bajado otra vez dos años antes, se habían vivido tensas Juntas anteriormente, pitos en el estadio... La cola de indignados era larga, muchos de ellos llevaban años protestando (sin redes sociales, eso sí), pero las alternativas al de Corcubión eran nulas. Un año después, en 2014, había cinco candidatos en las elecciones presidenciales y uno de ellos, Tino Fernández, se imponía con neta claridad.
Hoy el deportivismo vuelve a estar lleno de indignados. Su equipo le da motivos y el club, con su pésima gestión deportiva, también. El clamor, todavía más en las redes que en Riazor, es que Tino dimita. Eso, o que convoque elecciones. El problema es que, como Lendoiro en su día, tuvo un respaldo del 99% en la última Junta. La rabia, la ira e incluso los intereses particulares de algunos pueden ser comprensibles. La duda es si merece la pena seguir sin freno con la famosa autodestrucción que detectó Víctor Fernández haya o no haya alternativa. Si la hay, habrá elecciones en cualquier momento; si no, Tino marcará sus tiempos. Sea lo que sea, al club hay que darle la vuelta como a un calcetín, tanto en Primera (sueño) como en Segunda.
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