Nadie sabe dónde está el final de Cristiano

A  un mes de cumplir los 33 años, Cristiano posó con los más significativos trofeos individuales de su carrera, cinco Balones de Oro y cuatro Botas del mismo metal incluidas. Sólo él y Messi pueden ofrecer una instantánea de tanto valor. Dos jugadores que juegan para sus clubes, pero también para sí mismos y para la historia. Dos jugadores que se sienten irrepetibles.

La foto de Año Nuevo podría servir como contraportada de una gran carrera, pero Cristiano se ve mucho tiempo más en la cima, desatendiendo todo tipo de razones biológicas. Vista su ambición, resulta difícil aventurar por dónde andará su final. Porque lo que el tiempo le ha quitado, ha sabido suplirlo con un mejor conocimiento del juego. Primero mutó de extremo habilidoso a cuerpo de ejército en todo el frente de ataque y ahora se busca el futuro como nueve. Ahí parece que vivirá los próximos años. Más atrás será imposible encontrarle porque siempre andará donde haya gol.

Así que el Madrid está en una coyuntura difícil. El portugués consideraría una ofensa fichar un jugador de su envergadura, si es que lo hay. Incluso intentarlo o sugerirlo, como ha sucedido en los casos de Mbappé o Neymar, lo considera inadmisible. Y, sin embargo, el club está obligado a dar una respuesta al día después, cuando ya no exista ese jugador de más de cincuenta goles por temporada. En la campaña pasada, cuando arreciaban las críticas, metió diez goles entre los cuartos y la final de la Champions. Esta temporada anda otra vez en cifras de récord en Europa aunque pincha en la Liga. Su renovación está en el alambre porque ese ego no se alimenta sólo de dinero.