El Espanyol repara en Carl Lewis

Aparecía Carl Lewis con tacones en un archiconocido anuncio de los 90 advirtiendo de que la potencia sin control no sirve de nada. Igual que muchos emprendedores desde entonces, el Espanyol parece haber hecho suya esta máxima. En solo cuatro días, aquel conjunto que se valía de sus arrebatos y velocidad para aniquilar a sus rivales se ha convertido en uno que, sin perder esa esencia, también ha aprendido a combinar, a fantasear con balón sin estridencias en el buen sentido de la expresión, para dar ese paso adelante que merece el segundo año de proyecto de Quique. Aunque en Vila-Real se quedara sin anotar, la propuesta —con la explosión de Darder y Jurado más libre— sin duda atraerá más al aficionado.

Esa potencia y ese control se cimentan igualmente en el balance defensivo. En un Espanyol que sigue mostrando lo mejor del curso pasado, como la jerarquía de David López o el afianzamiento tras su lesión de Víctor Sánchez y la evolución imparable de Aarón, ahora emergen valores como un Hermoso cada días más seguro (incluso tuvo un gol en su cabeza) y, sobre todo, un Pau que ha dado un salto estratosférico durante su ‘Erasmus’ en el Tottenham. En definitiva, el conjunto perico evoluciona, como lo demuestra el hecho de que, en solo cinco jornadas, ya ha empatado en Sevilla y Vila-Real, algo impensable la temporada anterior.