Se hará mayor de edad el próximo martes la gesta de los Júniors de Oro. Aquello fue un trueno. Ganar a Estados Unidos en la final de aquel Mundial anunció un nuevo tiempo de nuestro baloncesto. Todavía hoy es posible medir la grandeza de aquello porque algunos de esos héroes han perseguido durante media carrera repetir aquella hazaña. Pero no fue posible. Ni en las finales de los Juegos de Pekín y Londres, ni en la semifinal de Río. “Supongo que la espina estará ahí”, se resigna Pau Gasol, que como tantas veces se ha contado no era el jugador más importante de aquel equipo de Charly Sainz de Aja. Allí la bomba era Navarro, MVP de la final, 27 puntos. Y su mejor escudero, Raül López, que este verano, así es la vida, da clases de perfeccionamiento a Ricky Rubio.

Los 12 héroes de Lisboa fueron Pau Gasol, Navarro, Raül López, Felipe Reyes, Cabezas, Bueno, Berni Rodríguez, Julio Alberto González, Souleyman Drame, Germán Gabriel, Francesc Cabeza y Félix Herráiz. Este último sufrió un calvario de lesiones y se retiró. Otros pasearon por ligas inferiores. Hubo buenísimos jugadores de rotación como Bueno o Germán Gabriel. Los malagueños Berni y Cabezas, este último uno de los cuatro que siguen en activo, estuvieron en la selección campeona del mundo en Saitama. Felipe, recién renovado con el Madrid, aún da guerra. Y 18 años después, hay dos que en septiembre pelearán otro oro, uno más, para el baloncesto español. Pau Gasol, que ha cuidado al extremo su dieta este verano, y Juan Carlos Navarro, que se debía este último baile.