Los niños, la FIFA, el Madrid y el Atleti

La FIFA ha ratificado las sanciones al Madrid y al Atlético, dos ventanas sin fichar, por el ‘caso menores’, una decisión controvertida (ya lo fue cuando le ocurrió al Barça) contra la que cabe recurso ante el TAS, que es difícil esperar positivo, dados los antecedentes. Con las plantillas que tienen ahora el Madrid y el Atlético, más el remango de cedidos en distintos clubes, es de esperar que este año de abstinencia no les sea fatal. El Barça lo pasó y le fue muy bien. Aunque en el caso del Madrid, curiosamente, le llega tras un verano de ‘cuasi abstinencia’, en el que no ha habido fichaje grande sino repesca de Morata.

Pero no es lo importante el huevo, sino el fuero. Si van a hacer abstinencia no es por su voluntad, sino por una decisión de la FIFA, a la que es fácil presentar como una entidad sin legitimidad moral. Y también es fácil decir que mejor que en las academias del Madrid o el Atlético (o del Barça) difícilmente van a estar esos chicos salidos de cualquier parte. Pero cuando la FIFA hizo esta norma no la hizo pensando en las mejores academias, sino en un tráfico siniestro, que se inició hace decenios y que ha ido dejando chicos desperdigados por cualquier parte, lejos de su origen y de sus padres.

La norma se creó para eso, es la misma para todos y busca acabar con un problema infamante para el fútbol. Es imperfecta, se sabe, y se podría debatir si caben excepciones, vigilancias, seguimientos... Pero mientras no se cambie es lo único que hay contra un tráfico de niños a los que la ilusión del fútbol de Champions arranca desde muy temprana edad de sus casas. En las canteras de toda Europa menguan los jugadores locales y crece la proporción de niños traídos a la aventura, por si sale otro Messi. Estas sanciones tratan de moderar el desastre. Y me parecen, en el peor caso, un mal menor.