Abrahams, Liddell y 'Carros de Fuego'

Recientemente se celebró la fiesta de los Oscars, en la que se premia a lo mejor del cine, ya sabéis. Pues bien, ahora se cumplen 35 años desde que la película Carros de Fuego ganó cuatro estatuillas: Mejor Película, Mejor Música, Mejor Vestuario y Mejor Guión. Gran éxito, aunque lejos del récord de Oscars ganados por una misma película, que tienen en once Ben-Hur, Titanic y El Señor de los Anillos. El retorno del Rey.

Pero empecemos por el principio. Este blog se llama Carros de Fuego en honor a la película, la mejor hecha sobre el atletismo y sobre el Olimpismo. Pero, ¿por qué se llama así la película? Pues el título está basado nada menos que en la Biblia, un libro espléndido, religión al margen, y del que Gabriel García Márquez dijo que era “un libro cojonudo en el que sucede un montón de cosas fantásticas”.

Pues bien, sugiere la Biblia (no tembléis, que ya escribiré de atletismo sólo un poco más adelante) que el profeta Elías fue llevado a los cielos en un torbellino de fuego, o en un carro de fuego, tirado por caballos que también eran de fuego. Hay una bella ilustración en la Universidad de Salamanca. Elías subió a la gloria en un carro de fuego y los velocistas británicos de los Juegos de París 1924 también subieron a la gloria, con sus victorias en 100 (Harold Abrahams, judío convertido en 1934 al catolicismo) y 400 (Eric Liddell, cristiano protestante). De ahí viene el título de la película. Más tarde volveremos sobre ella, pero ahora vamos con los principales protagonistas reales, con sus fotos de aquella época:

Harold Abrahams: Campeón olímpico en París 1924 en 100 metros, sexto en 200 y medalla de plata en 4x100, tras Estados Unidos. Nació en Bedford, el 15 de diciembre de 1899 y falleció en Enfield, el 14 de enero de 1978. Precisamente, en su funeral comienza Carros de Fuego, convertida en un argo flash-back que ocupa toda la película. Era hijo de judíos procedentes de Lituania que triunfaron económicamente en Gran Bretaña y por eso recibió una educación esmerada, que culminó con la carrera de Derecho en Cambridge.

Ya compitió, aún sin demasiado éxito, en los Juegos de Amberes 1920, en 100, 200, longitud y 4x100 (cuarto). En París ganó por sorpresa en los 100 metros, batiendo al estadounidense Charlie Paddock, oro cuatro años antes, un atleta mediático que terminaba sus carreras dando un salto hacia la meta, que probablemente le perjudicaba. Ni siquiera ganó medalla.

La vida deportiva de Abrahams fue efímera, porque pocos meses después de su éxito dejó el atletismo por culpa de una lesión en un pie. Fue un gran periodista deportivo, comentarista de la BBC, espléndido escritor, presidente de la Federación Británica de Atletismo y magnífico estadístico.

Eric Liddell: Campeón olímpico en París 1924 en 400 metros, con récord olímpico (47.6) y bronce en 200 metros, tras los estadounidenses Jackson Scholz y Charlie Paddock. Sus padres eran misioneros protestantes escoceses destinados en China y él nació allí, en la población de Tianjin, en el mismo país que le vería morir. A los seis años le enviaron a Escocia para estudiar. Se licenció en Ciencias Exactas en la Universidad de Edimburgo. Fue un gran jugador de rugby y llegó a participar en dos torneos del Cinco Naciones.

En la película Carros de Fuego Hugh Hudson, el director, y Colin Welland (el guionista), se permiten un bella licencia narrativa: Liddell se habría enterado en el barco que le conducía a Francia de que la prueba de los 100 metros, en la que iba a participar, era en domingo, y renunció a hacerlo porque lo prohibían sus creencias, y habría sido inscrito en 400. La realidad es que ya sabía a la perfección el calendario, de forma que no hubo tal renuncia.

Un año después de los Juegos se marchó a China para ejercer sus labores de misionero en Tianjing (su ciudad natal) y Siaochang. La situación se volvió muy peligrosa cuando Japón invadió China. Liddell envió a su esposa y a sus tres hijas a Escocia, pero él se quedó cumpliendo su misión. Fue recluído en un campo de concentración y murió el 2 de febrero de 1945, supuestamente de un tumor cerebral.

Sam Mussabini: Entrenador de Harold Abrahams antes y durante los Juegos de París 1924. Nació el 6 de agosto de 1867 en Blackheath (Gran Bretaña) y falleció el 13 de marzo de 1927. Era conocido como Sam, pero su nombre era Scipio Africanus (Escipión El Africano). Descendiente de sirios, turcos y australianos, y educado en Francia. Fue velocista profesional, ejerció como periodista deportivo, se hizo entrenador de atletismo y de ciclismo y fue uno de los mejores jugadores de billar de su época, además de un gran estudioso de este deporte. Entrenó a cinco medallistas olímpicos, además de a Abrahams: Reffie Walker, oro en 100 en Londres 1908; Albert Hill, campeón de 800 y 1.500 en Amberes 1920 y de Harry Edwards, bronce en el hectómetro en esos mismos Juegos. Es célebre la recomendación que hacía a sus velocistas: “Piensa sólo en dos cosas: el disparo y la cinta de llegada. Cuando escuches el tiro, sal como un demonio hasta que se rompa la cinta”. Mayor simplicidad, imposible.

La película de los 4 Oscars

Carros de Fuego ganó cuatro Oscars en 1981, hace ahora 35 años, y se convirtió en un clásico del cine deportivo. Las estatuillas las ganó como mejor film (David Putman, productor), Mejor Vestuario (Milena Canonero), Mejor Guión (Colin Welland) y Mejor Música (Vangelis). También fueron nominados Terry Rawlings (Mejor Montaje) e Ian Holm (Mejor Actor Secundario), que interpretó a Sam Mussabini. Su ambientación es extraordinaria, licencias narrativas legítimas al margen. Pero el trabajo de documentación es tan extraordinario que coinciden plenamente los dorsales de los atletas y hasta las calles por las que corrieron cada uno de ellos en el Estadio de Colombes, en las cercanías de París, que tenía 500 metros de cuerda.

Si la película se ha convertido en un clásico, la música no le fue a la zaga. El compositor fue el griego Vangelis, un maestro. Pero además de esta mavillosa banda musical ha firmado también, entre otras, las de Blade Runner, La Conquista del Paraíso o Alejandro Magno. También compuso el himno oficial de la Copa del Mundo de Fútbol Corea-Japón, de 2002, y el himno de la misión espacial no tripulada Mars Odysey, encargado por la NASA. La Unión Astronómica Internacional le ha puesto el nombre de Vangelis a un asteroide. Su nombre real es Evangelos Odysseus Papathanassiou. También es un gran pintor.

En los Mundiales de Atletismo de Atenas 1997 fue invitado especial, junto a Montserrat Caballé. Interpretó Carros de Fuego en el estadio olímpico de la ciudad griega que acogió los Juegos de 1896, de noche. Yo estaba allí y nunca lo olvidaré.

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