Es inevitable empezar por lo siguiente: Gareth Bale es un jugador de tal calibre con la selección galesa, con tal influencia en el juego de una de las selecciones que están en auge que si no estuviera en el Madrid, sería objetivo del Madrid. Parece una perogrullada, pero a lo que voy es que controla muchísimas más facetas del juego que lo que se ve en el club blanco, cuenta con una presencia física y velocidad superior al resto y, vamos, definitivamente tiene pinta de Galáctico.

De ganador de partidos, aunque ayer perdiera. Se movió entre líneas, tuvo ocasiones de gol, hizo gestos técnicos deliciosos, asistió a los suyos y hasta corrió hacia atrás. Se dirá lo que sea de Florentino Pérez, pero está mucho más convencido que el resto del mundo del potencial del galés y partidos como el de ayer (y en toda la fase de clasificación) le dan la razón, porque confirman que Bale está en la escala superior del fútbol mundial. Y que nadie diga que lo normal es que destaque con Gales. Bale está rodeado de muy buenos jugadores que por fin han sido capaces de jugar juntos: Ramsey, Williams, Allen... Es la estrella de un muy buen equipo que hará historia por primera vez en la Eurocopa de 2016. Allí Bale será una de las figuras del torneo.