Djokovic gana en Roma y sigue siendo el coco de Rafa Nadal

El serbio Novak Djokovic se impuso al español Rafa Nadal en la final de Roma por 6-4, 3-6 y 3-6 para sumar su tercer Masters 1000 de 2014, el decimonoveno de su carrera deportiva, en la que cuenta con 44 títulos ATP. Como siempre el duelo estuvo apretado, pero Djokovic volvió a decantarlo tanto en el plano físico como mental. Por primera vez desde 2004 Nadal llega a Roland Garros sin ganar como mínimo dos torneos de la temporada de tierra batida europea. El balear podría perder el nº1 en París, donde defiende 2.000 puntos.

La rivalidad Nadal-Djokovic ya puede ser considerada la mejor de la Era Open. Digo esto sin ánimo alguno de menospreciar la mantenida por Federer y Nadal, algo deslucida en los últimos tiempos por la diferencia de edad entre ambos y la falta de combatividad del suizo en ocasiones. Djokovic, coraje y talento a partes iguales, acortó hoy un poco más la distancia con Nadal (22-19, 13-4 en tierra batida) en el episodio 41 de su particular batalla.

Nadal arrancó firme y eso le valió el primer set. Porque Nole no acabó de entrar en el partido hasta verse con la soga al cuello, y aunque comenzó a dominar el juego desde el sexto juego (4-2), no fue suficiente para frenar al vigente número uno. Sin embargo, Djokovic dio vuelta a la situación tirando de confianza, agresividad y liderazgo. Casi siempre, salvo en meritorias reacciones del mallorquín, dominó los intercambios desde el fondo de la pista. Hasta hace un tiempo situación imposible para cualquier rival de Nadal en la superficie ocre.

Nole lució servicio y dejó restos para enmarcar. Cualquier otro que no hubiera sido Nadal, hubiera encajado un doble 6-1 en los últimos dos sets de la final. Pero Rafa es mucho Rafa a pesar de todo, aunque al final se le hicieron largos sus compromisos con Simon, Youznhy y Murray. La intensidad de Djokovic no se puede afrontar sin chispa en las piernas.

Más allá de este duelo, las prematuras derrotas de Nadal en Montecarlo y Barcelona, su afortunado y atípico triunfo en Madrid ante Nishikori (prácticamente salvado por la campana) y su paso por el Foro Itálico, son síntomas preocupantes en su juego. Un tenis muy alejado de la línea de fondo, con poco dominio en los intercambios, no demasiadas derechas ganadoras y más dudas de las deseadas en los momentos determinantes. Y los rivales, que lógicamente no dejan de apretar y cada vez conocen mejor su juego…

Aunque en Roland Garros sigue teniendo mucha ventaja, dada la mayor duración de los partidos y las devastadoras dimensiones de la Phillipe Chatrier, Nadal seguro que recordará que nunca ganó en París solo defendiéndose y seguro apuntará que es hora de volver a dar un paso dentro de la pista y recuperar el mando del juego. Si no lo hace, o no lo consigue hacer, las dos semanas de Roland Garros pueden hacerse muy largas. Pero tampoco sería un drama. Siete victorias consecutivas sobre su superficie talismán le apartan del récord de Sampras… y a Djokoovic no lo vería hasta la final.

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