Nadal volvió a levantarse para ganar el 25º Masters 1000

En Montreal Rafa Nadal nos ha devuelto a los 'domingos felices'. Es el octavo del año que festeja con un trofeo en las manos tras un regreso a las pistas como no se recuerda. En la semifinal, que volvió a ser la final adelantada, volvió a doblegar al showman Djokovic sobre pista dura, superficie sobre la que las estadísticas de partidos disputados entre ambos le son claramente favorables al serbio. Y en el último partido dio buena cuenta de un gran conocido del tenis español, Milos Raonic, por un doble 6-2. Si ganar a Nadal es complicado, cuando el balear conoce al dedillo el tenis de su rival la empresa se torna casi imposible. Por mucho que éste cuente con un servicio atroz, que además no le funcionó como acostumbra.

Con su cuadragésimo octavo triunfo de la temporada Rafa firmó su vigésimo quinto título de Masters 1.000 -récord que empieza a ser inalcanzable para el resto- y vuelve al número tres tras superar a David Ferrer, que en Montreal cayó muy pronto ante Bogomolov Jr. Pero lo más asombroso es la capacidad de Nadal para superar obstáculos. Tras cada tropiezo, casi siempre causado por las tendinitis de sus rodillas, Rafa se levanta más competitivo, más ilusionado. ¿Quién se acuerda de su accidente en Wimbledon? Acaba de ganar un torneo en pista dura a escasas semanas del US Open y ya suma cinco victorias ante Djokovic, al que dio un bolazo en la semifinal, en sus últimos seis enfrentamientos. El decimotercer Grand Slam podría estar esperando a la vuelta de la Gran Manzana. De momento la única que aguanta el pulso con Rafa es Serena Williams.

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