Hasta ahora, Mujeres 6, Hombres 1

Lo decía el otro día Juan Mora en este periódico: la catástrofe no iba a ser tan completa, acabarían llegando nuevas medallas. Ayer tuvimos por fin un día apañado, con tres efectivas que serán cuatro con el pase del waterpolo femenino a la final. Eso adecenta algo nuestra posición en el medallero, en el que aún nos asomamos desde un discretísimo vigesimoctavo puesto. El salto se lo debemos a Marina Alabau, con su oro, largamente presentido. Ya saben que el medallero no se establece por el número bruto de medallas, sino por el de oros; luego se cuentan las platas y finalmente los bronces.

Gómez Noya en triatlón y el dúo Ona Carbonell y Andrea Fuentes, herederas de Gemma Mengual, hicieron plata. Gómez Noya, el hombre que llegó metiéndose con el fútbol, ha recuperado el primer plano con esa plata en una modalidad durísima, que le coloca además como nuestro primer hombre con medalla. Absolvámosle, pues, quien todavía no lo haya hecho, de su delito de leso fútbol. Su soledad masculina en el todavía reducido grupo de medallistas resalta que nuestro deporte femenino progresa, al compás que el masculino se atrasa. Ellas se están salvando de este fiasco que ayer no lo fue tanto.

Belmonte (dos), Chourraut, Alabau, Carbonell, Fuentes... Mireia, Maialen, Marina, Ona, Andrea... Y las bravísimas chicas del waterpolo, gran novedad feliz de estos Juegos, metidas en la final tras batir a Hungría. En nuestro deporte, sólo en torno a un 20% de las fichas corresponden a mujeres, con un reparto muy desigual según deporte. Sin embargo, el número de clasificadas para los JJ OO es equivalente al de nuestros chicos y el de medallas va muy por delante. Dentro de este cantazo que están siendo los JJ OO (sólo nos faltaba el equívoco del baloncesto), al menos podemos celebrar el avance de nuestro deporte femenino.