GIANTS 21-PATRIOTS 17

El número 4 se pone de moda en Nueva York

Los Giants volvieron a hacerlo. Cuatro años después fueron capaces de remontar un partido que cuatro minutos antes de su final estaba en manos de unos Patriots que ganaban 17-15, tenían la posesión y cabalgaban sobre el reloj en la yarda 44 rival. El cuatro parecía el número mágico de un partido que coronó a Eli Manning como dios del Olimpo, remontador de finales y MVP del partido. Cuatro fueron los puntos de diferencia en el resultado final. Cuatro son las Super Bowls que esperaban tener los de New England en sus vitrinas tras esta noche. ¿Sabéis los anillos que han ganado los Giants después del partido de ayer? Cuatro.

A falta de esos cuatro minutos, en la yarda 44, Tom Brady lanzó un pase milimétrico a Wes Welker. Un balón de partido y de punto y final. Pero Welker lo dejó caer. Y desde ese momento todo quedó claro. La historia se iba a repetir. Eli Manning se atravesaría el campo para remontar. La defensa de los Patriots se desviviría, pero sería incapaz de frenar a un QB que ya había recorrido ese mismo camino y se lo sabía de memoria.

El entrenador de los Patriots, Bill Belichick, tan sabio como siempre, hizo una última jugada maestra y se dejó anotar un touchdown. Ser apuñalado era la única manera de seguir vivo. Le iba a quedar un minuto para soñar con un milagro final. Tom Coughlin, el jefe de la otra banda, intentó una conversión de dos para comerse algún segundo más. No había piedad para el moribundo. Los Giants ganaban 21-17 y los Patriots tenían que atravesarse el campo en menos de un minuto.

Con medio minuto aún estaban en su propia yarda 33. Con diez segundos por jugar, en el medio campo. Y llegó el momento de rezar. De lanzar un ‘Hail Mary’, un ‘Ave María’ al mogollón, un disparo al bulto en la zona de anotación contraria, mientras el público en pie rezaba al unísono. Cada uno para que el balón cayera en manos de los suyos. Tom Brady lanzó la bomba. El universo el football americano siguió su vuelo conteniendo el aliento. Interminable. El melón llegó a un mar de manos que lo reclamaban como el tesoro más grande. Y fue botando de un jugador a otro, sin decidir su destino, para caer mansamente al suelo sin que nadie pudiera poseerlo. Los Patriots se quedaron a una yema de los dedos de ganar la Super Bowl. A un instante de magia que les dio la espalda hace cuatro años y esta vez tampoco quiso tener nada con ellos.

El resto del partido fue una densa partida de ajedrez. Emocionante y llena de momentos, pero un simple prólogo para todo lo que se vivió en los últimos cuatro minutos. Los Giants jugaban mejor y empezaban adelantándose 9-0, pero la genialidad de Brady hacía que los Patriots se fueran al descanso con un punto de ventaja 10-9.

En la segunda parte ocurrió lo contrario. Los Patriots empezaban jugando mucho mejor y anotando 17-9, y los Giants acumulaban errores. Pero todos los balones perdidos que les hubieran costado el partido volvían a sus manos como por arte de magia. Dos field goals en dos series casi seguidas les dejaron dos puntos por debajo.

Llegamos al último cuarto con los de New England dominando 17-15, y con los dos entrenadores empeñados en controlar el reloj y en asegurarse la última posesión que debía valer el partido. Lo demás ya os lo he contado. Belichick lo tenía hecho. En la yarda 44, con cuatro minutos por jugar. A Welker se le cayó el balón y el mundo se dio la vuelta.

Cuatro años después, los Giants han conquistado su cuarta Super Bowl. 21-17. Cuatro puntos de diferencia. Dicen que en Nueva York el número cuatro se ha puesto de moda… y que en Boston lo odian.

¡Viva la morcilla de león!

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl

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