Imágenes y frases de la ronda divisional


La NFL parece dar respuesta al debate que abrimos hace cosa de un mes. ¿Los ataques ganan partidos y las defensas campeonatos? Podríamos seguir hablando durante años, y posiblemente seguiríamos sin ponernos de acuerdo, pero este fin de semana han reinado las defensas como hacía mucho tiempo que no lo conseguían.

En la temporada de los quarterbacks, Saints y Packers han perdido con total merecimiento ante conjuntos que han sabido defenderles. Llevo mucho tiempo preguntándome si alguien sería capaz de encontrar la fórmula para colapsar los ataques aéreos explosivos de los últimos años. Ya está claro que sí es posible, pero es necesaria la conjunción de tres factores que raramente se dan juntos: el primero es una línea defensiva muy potente; el segundo es una secundaria poblada y disciplinada; el tercero es que los árbitros dejen jugar a las defensas. Lamento deciros que esos tres factores solo pueden darse en playoff.

Ahora ya solo quedan los Patriots como representantes del football ofensivo en estado puro. Y la semana que viene tendrán delante a los Ravens. De pronto, cuando menos se esperaba, las defensas vuelven a estar de moda. La arruga es bella.


Es inevitable. Para los aficionados españoles más veteranos Candlestick Park sigue siendo nuestro estadio. La guardería en la que dimos nuestros primeros pasos, aprendimos a contar, a leer y nos pegaron por primera vez. En los prolegómenos del partido a algunos se nos hizo un nudo en la garganta. Nos hacemos mayores, pero el sábado, durante casi cuatro horas, volvimos a ser muy jóvenes.


462 yardas de Brees, cuatro touchdowns… 37 yardas totales de carrera. La historia se ha repetido en todas y cada una de las derrotas de los Saints en los últimos seis años: cuando N. Orleans se vuelca en el pase, termina perdiendo los partidos. Los motivos son diferentes, y a veces peregrinos, pero ningún equipo de la NFL desperdicia las yardas aéreas tanto como los Saints. Ah, una última cosa, ahora que veo la foto. Por favor, si vais a un partido de la NFL no os pongáis a hacer fotografías de cada jugada que pasa cerca de vosotros y disfrutad del espectáculo. La retina conserva los recuerdos muchos años. Las fotos (casi siempre malas) se olvidan.


Muchos fumbles e intercepciones, pero no hay que acusar al ataque, sino felicitar a la defensa. Los errores hay que buscarlos y los Niners lo hicieron con ahínco. Quizá nos sorprenda tanto porque durante 17 semanas los pañuelos amarillos volaban en jugadas que ahora se han confirmado como perfectamente legales.


Los aficionados de los Niners, los que les siguen cada partido y analizan a fondo cada detalle, nos llevan diciendo todo el año que Alex Smith parece otro desde que Jim Harbaugh llegó al equipo. El sábado, durante 55 minutos, pensé que los colores les nublaban la vista. Durante los últimos cinco comencé a comprenderles. Aún no estoy convencido del todo, pero el domingo le miraré con ojos más benevolentes.


The Catch III. Enseguida nos encanta bautizar momentos mágicos con nombres rimbombantes, pero la recepción de Vernon Davis ya ha pasado a la historia del equipo de la Bahía. Y ya que estamos con Davis, sigo pensando que es un animal que no está rindiendo ni al 50% de sus posibilidades. Desatado es un ciclón.


Obi-Wan Belichick (como le llama Manolo Arana) es un ser antisocial amado por los seguidores de los Patriots a pesar de que les martiriza. El público quería la sangre de Tebow en sacrificio ritual y no quiso dársela. La afición soñaba con el récord de touchdowns de Brady en postemporada y se lo negó. Como todo experto en tortura, sació a sus seguidores con el desprecio de una migaja en forma de punt de Brady. ¡Pégame más, mi amo!


La defensa de los Patriots es una mierda. La defensa de los Patriots destrozó el ataque de los Broncos. El ataque de los Broncos es ………… (rellenar los puntos con la respuesta correcta). Pues os habéis equivocado. La solución no es “una mierda”. Es la siguiente: “un libro abierto que ya se han aprendido todas las defensas de la NFL, buenas y malas, y que será masacrado en 2012 salvo que invente algo rápido”.


Fox tiene un papelón por delante. Tebow iniciará la próxima temporada como QB titular de los Broncos, pero no será capaz de sobrevivir a una montaña rusa de partidos estratosféricos junto a petardazos tremebundos. Estoy convencido de que Denver buscará un paracaídas en la agencia libre, o mucho mejor en el draft. La esquizofrenia puede quedarse a vivir en Denver aún durante mucho tiempo.


Gronkowski no debería ser definido como tight end. Creo que habría que inventar una posición nueva para él. Podría llamarse directamente ‘abusón’, o quizá ‘requeteceptor’. Seguro que sus rivales le llamarán ‘cabronazo’ y las actrices porno, ‘trancamóvil’, pero, definitivamente, Gronko es mucho más que un TE.


Este comentario os va a parecer ventajista y por eso se lo digo a él directamente, con contrición verdadera: “Tom, perdóname. Llevo muchos años diciendo que eres el mejor QB de la NFL en activo, y tal vez el mejor de todos los tiempos. Este año, ante tanta estrella emergente, te he puesto los cuernos y me he acostado con otras. Sé que será difícil que olvides la afrenta, pero… ¡Por favor, no me hagas dormir en la habitación de invitados! ¡Te sigo queriendo tanto como antes, pero soy débil!


Si yo voy corriendo por un túnel en el que pone ‘Play like a Raven’ y cuando salgo al campo me encuentro con Suggs de frente, me cago. Eso le da aún más mérito al gran partido de los Texans, que nunca respetaron los galones de sus rivales.


Critiquemos a Flacco, y hagámoslo con razón, pero también aceptemos que tiene el don de la oportunidad y que completa cuando más falta hace. No puedo evitarlo. Me exaspera, pero también me alucina verle cruzar la autopista cada domingo, con una venda en los ojos, sin sufrir un solo rasguño. Quizá sea, simplemente, lo que necesitan los Ravens. Por eso para ellos es un jugador tan bueno que los aficionados de otros equipos no saben valorar.


Arian Foster y la línea ofensiva de los Texans fueron lo mejor del partido. Gary Kubiak debe sentirse orgulloso. Lo conseguido en esa faceta lleva su firma. También creo que Kubiak lloró desconsolado cuando llegó a su casa. Tumbado en la cama, tapándose la cabeza con la almohada, maldijo su mala suerte. Estos Texans, con Schaub a los mandos del aparato, podían haber alcanzado cimas inexploradas. El mal fario nunca abandona a Houston.


Creo que Yates está quemado. Me puedo equivocar, y tal vez termine siendo un gran QB, pero la afición de Houston lo recordará como un novato que rifaba balones y era incapaz de ejecutar con éxito las jugadas más sencillas. Quizá sea precipitado, pero si yo tuviera que elegir, seguiría con Leinart como segundo. Yates ha desperdiciado su oportunidad. Nadie dijo que iba a ser fácil.


Hace dos años dije que Ed Reed, tras una grave lesión, ya estaba acabado. Que nunca volvería a tener una de sus actuaciones sobresalientes. Que ya solo le quedaba cumplir mientras el cuerpo aguantara. Posiblemente sea una de las gilipolleces más grandes que he dicho en mi vida… ¡Y mira que he dicho gilipolleces!


Eli, nuestro Eli, es un fenómeno. Da lo mismo que tenga monos en la cara o cómo sujete los planos de metro. Cuando le dan un balón de football americano se transforma. Antes no lo hacía cada domingo, ni siquiera durante todo el partido, pero ahora lo hace casi siempre. El problema es que le vemos jugar y seguimos imaginándolo babeando, y mirando a su hermano con admiración. Pero es una caricatura irreal. Una mentira. Ahora me pregunto si Peyton es de verdad muchísimo mejor que él. Y si con los años se hablará de Eli como del hermano pequeño en todos los sentidos. El gigante está despertando. Nuestro Eli está dejando de ser un niño.


Los aficionados de los Packers están desesperados por los balones que se dejaron caer sus receptores. “Si se puede tocar, se puede coger”. Pero yo insisto en que el timing estaba roto, el lanzamiento era forzado, el sitio no era ese y alrededor había muchos asesinos esperando con el arma cargada. La defensa de los Giants, como la de los Niners en el otro partido, tiene todo el mérito de todos los balones perdidos, de todas las recepciones frustradas… incluso de un fumble regalado a Green Bay después de una revisión que merece una disculpa.


Tom Coughlin estuvo a punto de ser despedido al final de la temporada pasada. Me pareció una aberración. Sabéis que yo siento veneración por tres entrenadores especialmente: Belichick, Fisher y Coughlin. Por tanto, no puedo ser objetivo. Pero le vi construyendo un equipo ganador de la nada y en tiempo récord, en Jacksonville. Le vi resucitar en pocos meses un vestuario infectado y lleno de pústulas cuando aterrizó en NY. Le vi, incrédulo, destruir a los Patriots perfectos con una fórmula incomprensible de sentido común y raza… El Hall of Fame debería recibir al viejo gruñón con fanfarrias y trompetas. Pocos ha habido más grandes. El football parece sencillo en manos de maestros.


Los Packers no volaron como acostumbran y esta vez sí creo que los factores externos fueron importantes. La muerte del hijo del coordinador ofensivo afectó a su ánimo y a la planificación del partido (recordad cómo bajó el rendimiento de la defensa de Houston durante la operación de Wade Phillips), la relajación en los últimos partidos intrascendentes les hizo perder ritmo, el frío del Lambeau Field no es lo mejor para su estilo de juego… Los títulos se los lleva el que más hambre tiene y en Green Bay estaban saciados.


Sí. Fue un Hail Mary. Pero también fue ambición, orgullo, ganas de vencer e inconformismo. El lanzamiento no fue un churro y la recepción tampoco. Este fin de semana he visto algún pase de touchdown bastante más chapucero (ver el primero de los Ravens). En el deporte la suerte siempre es un factor, pero la victoria terminó en manos de quien la mereció más. Y eso habla muy bien no solo de los Giants, también de los Packers. Anoche todos fueron gigantes.

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl

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