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El fútbol español frente al fútbol inglés

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Hace muchos años ya que Samitier dijo que si el fútbol fuera negocio lo llevarían los bancos. O sea, que los grandes equipos del mundo serían el Banco Madrid, el Banco Barcelona, el Banco París, el Banco Londres y así sucesivamente. Samitier, lo digo para quienes hayan olvidado su figura, fue un genio del fútbol de la preguerra. Excelente jugador, ágil y técnico, estrella del Barça en los veinte (formó parte de la primera Selección Española, en Amberes) se retiró en el Madrid, ya en los treinta. Tras la guerra fue consejero o secretario técnico en ambos clubes, alternativamente. Siempre un sabio.

Lo saco a relucir aquí porque tantos años después de su muerte, tantos más desde aquella frase, el fútbol aún no sabe financiarse. Ni falta que le hace, me dirá usted. El fútbol se endeuda en todas partes, pero sobre todo en Inglaterra, donde comprarse un club farda muchísimo, porque allí radicaba El Imperio en el XIX y principios del XX, justo los tiempos fundacionales del fútbol. Así que quien tenga o haya tenido mucho gas siberiano o mucho petróleo árabe no encontraría mejor forma de presumir de ello que comprarse un buen club inglés. Suerte para el fútbol, sobre todo en la Isla. Eso nos obliga a más aquí.

Nos obliga a vivir, como ha hecho el Barça, de una cantera que además de bien cultivada ha salido buena, o muy buena, o excelente. Y nos obliga a vivir, caso del Real Madrid, de esos 'jugadores inversión', esos futbolistas que más allá de lo que hagan sobre el campo (que hacen mucho, sobre todo en el caso de Cristiano) tienen una influencia en los mercados internacionales. En todo caso, bueno es saber que el ritmo desacompasado de los clubes ingleses altera el 'fair play' que todos dibujamos como el gran ideal de las competiciones deportivas. Ellos hacen sus cuentas, y contra ellos hay que competir.