Odriozola, abogado de dopados

Paquillo ha confesado. No sé si toda la verdad, porque el mismo Gabinete de Comunicación e Imagen de Paquillo que ayer reconocía la posesión de sustancias dopantes, el pasado 24 de noviembre negaba "cualquier tipo de relación con el dopaje" por parte del atleta. El caso es que ahora se ha declarado culpable y le corresponden dos años de sanción. Quizá sea uno si colabora para descubrir la red de dopaje y la Federación Internacional de Atletismo lo acepta. Paquillo nunca había dado positivo, nunca se había dopado, pero había incurrido en la tentación de hacerlo. Eso dice su comunicado. ¿Le creemos? Da igual. Verdad o mentira, es el triunfo de la nueva Ley antidopaje española sacada adelante por Lissavetzky.

Ya no hay que dar positivo para que le pillen a uno. Como el juez mande la Guardia Civil a un sospechoso, que se prepare. Paquillo tenía que declarar ayer y se vino abajo. Lógico. ¿Y qué dice ahora Odriozola? Nada. Odriozola seleccionó hace veinte días a Paquillo para la Copa del Mundo y Lissavetzky le tuvo que llamar al orden. Bien a su pesar, porque son amigos, pero la tolerancia cero está por encima de la amistad. Los hechos le han dado la razón a Lissavetzky, y dejan en evidencia a Odriozola, convertido en abogado de los dopados, que ya el año pasado ocultó el positivo de Onyia diciendo que no competía por una gastroenteritis. Pues dada su actitud, su dimisión traería un soplo de aire fresco a nuestro deporte.