Odriozola nos pone en evidencia

Por si no tuviéramos bastante con el caso Valverde, va Odriozola y selecciona a Paquillo para la Copa del Mundo y los Europeos de atletismo. Cierto que Paquillo no está sancionado, pero su implicación en un caso de dopaje aconsejaría no ponerse el mundo por montera, como ha hecho Odriozola. Que Paquillo está implicado en el caso es un hecho. Implicado desde el momento en el que la Guardia Civil, a instancias del juez, registra su domicilio. Para que un juez ordene el registro de un domicilio, ya puede tener pruebas para ello. Esto no supone culpabilidad alguna en el caso, en absoluto, pero sí aconsejaría prudencia en los tiempos que corren para que no nos acusen de indulgentes con nuestros presuntos sospechosos.

Odriozola no parece darse cuenta de que con su decisión pone en duda la credibilidad de nuestra tolerancia cero con el dopaje.

La sola pertenencia de sustancias dopantes supondría la sanción para Paquillo según el código de la Agencia Mundial Antidopaje, y ahora mismo nadie puede poner la mano en el fuego por Paquillo después de que su domicilio fuera registrado. Nadie menos Odriozola. Hasta que no se levante el secreto del sumario, Odriozola desafía al mundo. Pues no está para tales retos. El año pasado ocultó el positivo de Onyia y el laboratorio antidopaje de Madrid detectó en su deporte tantos positivos como en el ciclismo: ocho. Odriozola está llegando demasiado lejos y alguien tendrá que comenzar a pararle.