Tom Brady vs Peyton Manning

Antes de comenzar quiero aclarar algo que sabéis todos: para mí ambos QBs tienen argumentos sobrados como para aspirar a ser considerados el mejor de la historia. De todo lo que yo he visto, a lo largo de los años, sólo Joe Montana, Steve Young y Brett Favre están junto a ellos en mi lista más exclusiva (y no, no están ni Elway, ni Marino). Eso ya provocó algunas quejas en su momento ya que, como es lógico, vuestro ‘top 5’ no coincide con el mío.

También tengo que decir que hasta hace muy pocas semanas habría defendido vehementemente las virtudes de Brady sobre las de Manning. Es más, si lo que he visto esta temporada es sólo un bache pasajero, posiblemente vuelva a reafirmarme en mi favoritismo por el QB de los Patriots. Lleva demasiados años siendo el QB titular en mi equipo de Fantasy como para que ahora me ponga a renegar de él.

Así que nunca diré que alguno de los dos sea malo. Uno de los argumentos del monoteísmo es que no puede haber dos seres perfectos en su esencia porque la propia perfección de uno sería imperfección del otro (si alguno de vosotros es filósofo y lo que he afirmado es una chorrada, que lo diga). Éste no es el caso, ambos tienen muchas mas cosas buenas que malas pero la cuestión es qué pesa más en la balanza.


Cuando el otro día afirmaba “El QB de Boston necesita armas a su alrededor para brillar. Peyton se las inventa si es necesario”. No me refería a los receptores. Sólo una semana antes había escrito sobre la relación de Brady con sus receptores dejando muy claro que hasta la llegada de Moss nunca había tenido a su lado a un WR de los que marcan la diferencia, mientras los Colts siempre han tenido grandes jugadores en esa posición. También es verdad que, como dije, Brady desprecia enseguida a los receptores con los que no se siente a gusto mientras que Manning sí que ha tenido más paciencia y ha sido capaz de sacar petróleo de jugadores en entredicho. Dicho esto, pienso que Manning hubiera terminado tan desesperado como Brady si hubiera tenido que lidiar con Reche ‘El Endemoniado’ Caldwell como segundo receptor.

Un gran QB hace buenos a sus receptores. La NFL está llena de potenciales genios desaprovechados. Calvin Johnson, en Detroit, es un ejemplo de ello. La posición de WRs es la que tiene más ‘divas’ por metro cuadrado de la NFL así que un buen QB también debe ser capaz de lidiar con el Owens de turno.

Pero, de la misma manera que Manning siempre ha estado rodeado de mejores receptores que Brady, el equipo de Boston ha sido más completo en todas sus líneas que el de Indiana. Los Colts de Payton nunca han conseguido tener una defensa capaz de ganar encuentros, ni han sabido sacar verdadero partido de sus corredores. Manning sólo ha exigido una buena línea que le diera tiempo y buenas manos al otro lado del pase. Por el contrario, Brady, que en muchas ocasiones no tenía buenos elementos a los que buscar por el aire, ha estado casi siempre acompañado por grandes corredores (con la salvedad de Maroney) y una poderosa defensa tanto contra el pase como contra la carrera (excepto esta temporada). Además, la línea ofensiva de Boston, como la de los Colts, siempre ha sido muy potente.

Y a eso me refería cuando hablaba de armas. Los Colts sin Manning tal vez hubieran aspirado al número 1 de draft durante toda la última década mientras que los Patriots sin Brady ya fueron capaces de ganar 11 partidos en la temporada regular de 2008. Muchos piensan que el auténtico alter ego de Manning es Belichick y tal vez no les falte razón.

¿Cuál es el motivo de mi cambio de opinión a lo largo de esta temporada? Pues que el Brady que he visto todo el año, salvo en partidos puntuales como el de los Bills o el de los Colts, no se parece en nada al de antes de su lesión.


Brady era un jugador muy ambicioso. Hasta su lesión de rodilla tenía tanto peso en los Patriots como Manning en los Colts. Por eso era tan dominante. Él solo era capaz de ganar cualquier partido, pero encima tenía una defensa de la que se podía decir lo mismo y un juego de carrera preparado para asumir todo el peso si era necesario. Todo eso, en un mismo equipo, convertía a los Patriots en una máquina diabólica. Este año Brady no ha sido ambicioso. No hablo de números, que han estado entre los mejores de su carrera, sino de actitud. Como ya he escrito, todo el año ha preferido buscar el pase seguro antes que el pase agresivo.

Brady era un gran analista de defensas. Hasta tal punto que Belichick dejaba en sus manos gran parte de la estrategia en el pase. El QB, hasta este año, era capaz de analizar las secundarias sobre la marcha descubriendo todos los engaños. Hasta ahora siempre había pensado que esa era una de sus grandes virtudes sobre Manning. Sin embargo, esta temporada se le ha visto desconcertado en muchas ocasiones, incapaz de encontrar resquicios ante buenas coberturas. Ha sufrido 13 intercepciones, las mismas que casi cualquier temporada, pero mientras otros años se debían a su ambición este año ha habido muchas (revisad los resúmenes) en las que se ha visto sorprendido por acciones de la secundaria. Algunas de sus pérdidas de balón hubieran sido inimaginables en el Brady de hace dos años, mientras que hemos añorado su atrevimiento en lo profundo, donde ha mandado muchos pases inalcanzables o imprecisos. En su descargo hay que decir que el Moss de este año era una sombra de si mismo y no me extrañaría que fuera cortado al comienzo de la agencia libre. Que nadie se sorprenda si el nuevo receptor estrella de los Patriots llega volando desde Denver.

Brady tenía hambre de victorias. Otra gran virtud de Brady era su ansia por ganar por encima de todo. Además de su increíble capacidad para bailar en el pocket esquivando blitzs sin perder la cara al juego (en el pocket se mueve mucho mejor que manning), nunca se encogía para recibir un golpe. Su codicia le obligaba a intentar hacer daño hasta el último momento. Lo mismo sucedía en las remontadas. Nunca se alteraba. Su pose casi soberbia, y algo chulesca, imponía miedo y respeto a sus rivales. Brady sólo pensaba en ganar. Esta temporada Brady se ha encogido ante los golpes mucho antes. En las remontadas se ha preocupado más de completar que de conseguir el primer down, para que nadie pudiera acusarle de la derrota. También ha bajado los brazos cuando ha visto el partido complicado. El Brady de hace dos temporadas no hubiera dado por perdido el partido contra los Ravens en ningún momento. Manning remontó ante los Patriots un partido casi tan complicado en un cuarto. Es verdad, los Patriots no han sido el mismo bloque de los últimos años, pero yo dudo mucho que, línea por línea, los Colts sean mucho mejores.

Mi conclusión es que Brady se ha aburguesado. El QB de los Patriots ha jugado como una estrella que piensa que ya ha alcanzado su cima y que ha ganado todo lo que quería ganar. Brady se ha conformado con mantener unas estadísticas de superclase pero ha dejado de ser un factor desequilibrante ante los equipos poderosos a los que se ha enfrentado. Para triunfar en la NFL hay que tener hambre de triunfos y el Brady de 2009 estaba saciado.

Es posible que el año que viene volvamos a ver al Brady asesino, aliado con el demonio, inmisericorde y ganador a toda costa pero, mientras tanto, el QB de los Patriots se ha dejado llevar desde septiembre hasta enero sin creer en las posibilidades de su equipo. Eso nunca lo hicieron ni Montana, ni Young, ni Favre, ni Manning. Es más, creo que Manning ha sido capaz de sacarle mucho más partido a una plantilla que ni es más poderosa, ni tiene mejor staff técnico que la de New England.

Ésta es mi opinión y ya la tenía antes del partido contra Baltimore.

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