Al final resultó ser un póker

Decíamos ayer que el Villarreal tenía ante sí una difícil jugada de póker para superar al Arsenal. Las sensaciones no eran buenas tanto por el fútbol demostrado por los de Pellegrini, como por lo que se había visto en el equipo de Wenger. Pero lo fiábamos todo a una carambola de la fortuna y ésta, como suele pasar, no se dio. El Arsenal cogió dos ases más y pintó un póker que dejó bien clara la superioridad actual de los ingleses. Son más rápidos, más fuertes y están mejor que el Villarreal. Y no hay que darle más vueltas. Lo único que queda es sentrirse orgulloso de haber intentado dar la cara.

La segunda parte ya será la Liga. Las sensaciones tampoco son buenas y la necesidad es mucha. El Villarreal tiene una papeleta complicada si quiere volver a escuchar la musiquita del balón de las estrellas. Cansados, con lesiones de gravedad y cambiando el glamour de Londres por la dureza de la tierra castellana. Próxima parada, Valladolid, tras firmar dos semanas horrendas en las que se ha perdido la Champions y se ha complicado la cuarta plaza. Aunque habrá que confiar en la capacidad de los de Pellegrini y, sobre todo, del técnico para reconducir lo que empieza a ser más que una cuesta abajo una caída libre.