Bjorn Borg convocó la nostalgia en el Palacio

Jesús Mínguez

Cuentan que en La Maestranza de Sevilla, en la última época de Curro Romero, muchos fieles acudían a ver esos cortitos "cincuenta y tantos pasos y medio". Los del paseíllo. Bastaba eso. Después, pasara lo que pasara, se iban contentos tras haber visto al Faraón. Con esa actitud se consagraron ayer fieles del tenis en el Palacio de los Deportes de Madrid. Principalmente, para ver esos pasitos cortos de Bjorn Borg, sabios, medidos, completados con un 80% de primeros servicios, con bolas cruzadas, con un revés a dos manos que viajaba de dulce.

Lo que pasó con Ice Borg (sigue poco expresivo) es que no ganó, como era normal cuando se ponen 51 años contra los 37 de Sergi Bruguera, aunque uno acumule 11 Grand Slam y el otro sólo dos Roland Garros. El catalán es el número uno del circuito de veteranos y se llevó el partido por 6-4 y 6-3. "Da la sensación de que Borg hace un poco de trampa con la edad", resumió Bruguera tras cruzar bolas con la leyenda. Se impidió así el duelo frente a John McEnroe, lo que hubiera sido un apetecible guiño a la historia.

En el otro duelo, Jim Courier se impuso por 7-5 y 6-2 a Emilio Sánchez Vicario. El rubio yanqui de Florida, que fue moldeado por el español Pepe Higueras convirtiéndole en un terrícola que ganó dos veces Roland Garros, aireó su potente derecha. Ante ella, el capitán español de Davis opuso en el primer set su buen hacer en la red que pulió como doblista, pero en el segundo le pasó factura el físico. Daba igual. Lo importante era el paseíllo.

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