Hay que saber dar las órdenes

No es nuevo que dos compañeros de equipo luchen entre ellos. La injusticia de Villeneuve y Pironi en Ferrari tuvo un trágico final. Más tarde, Mansell y Piquet se odiaron en Williams y luego, Senna y Prost llenaron las páginas más calientes. Es difícil parar a dos deportistas que sólo tienen en mente ganar. No siempre, pero en algunas ocasiones, hay que intervenir. Pero hay veces que no se saben pedir las cosas. Ferrari, en aquel 1982, hubiese querido frenar a sus pilotos, pero todo se desmadró. Williams solo quería que sus coches terminasen enteros, pero perdieron el campeonato de 1986. En McLaren nunca quisieron frenar los ímpetus de Senna o a Prost.

En Ferrari, hubiesen querido intervenir a favor de Villeneuve en 1982, pero se les fue todo de las manos. Cuando llegó la era Schumacher en el equipo italiano, estaba todo claro, el favorecido era uno. Las escuderías británicas, McLaren y Williams, nunca apoyan a uno, con excepción de Alan Jones en este último equipo. Por eso suena más ridículo que la FIA intervenga. Porque no es necesario ensuciar la victoria de Alonso. La presión mediática británica ha sido fuerte. La igualdad entre los pilotos de estas escuderías británicas es siempre un tema sagrado.