Un Tour para escaladores

Buen Tour el de 2007. Con seis grandes etapas de montaña que suman 278 kilómetros de subidas muy serias. Los escaladores están de enhorabuena. La primera crono individual les llega, además, después de tres días por los Alpes, por lo que podrán defender con cierta ventaja las diferencias obtenidas en los 130 kilómetros de ascensiones, que el maillot amarillo siempre da alas cuando se defiende. Y, a continuación, otros tres días por los Pirineos, con más kilómetros de subida aún: 148. En este sentido, dan envidia las montañas francesas. Once de los puertos elegidos tienen 14 kilómetros o más de ascensión. En la Vuelta tenemos de esa distancia el Angliru, los Lagos, Sierra Nevada, Calar Alto, Serranillos y poco más.

Veo en el Tour del próximo año una etapa tremenda: la octava con final en Tignes. Se cogen los últimos 85 kilómetros y salen 53 de subidas y 32 de bajadas. La que pasa por la cumbre del Galibier no se queda atrás: 30 kilómetros cuesta arriba e inmediatamente después otros 30 cuesta abajo hasta la meta. En los Pirineos descubro otra etapa similar a la de Tignes. Es la decimoquinta, que acaba en Loudenvielle, a los pies del Peyresourde: en los últimos 98 kilómetros hay 42 de ascensiones. Como verán, cuestas para aburrir. A poco que los escaladores natos, tipo Piepoli o Rasmussen, se lo propongan revientan este Tour. Terreno para aspirar a mayores glorias que ser rey de la montaña tienen de sobra. Si no lo aprovechan pues es una pena.