Por los horarios unificados

La ACB tiene los peores guionistas del mundo. Y mira que les gusta intervenir. No hay más que recordar las denuncias por entrometerse en las designaciones arbitrales. Pues les llega ahora la ocasión de lucirse con la disputa de la morbosa última jornada de la primera vuelta y lo mismo esta noche sabemos cuál va a ser el desenlace sin necesidad de esperar a los partidos de mañana. Como si vamos al cine y los malos mueren a mitad de la película. Pues eso puede pasar como pierda el Estudiantes y gane el Akasvayu. La jornada de mañana se va a hacer gárgaras. El Fuenlabrada se encontrará con que el agravio se ha consumado y el Madrid, con todas las ganas que le tiene el Joventut, saldrá al Olímpico muerto de risa.

Pero al margen de los aficionados con el extraño gusto de no querer conocer el desenlace hasta el final -la ACB prefiere a los entendidos de arte y ensayo-, parece razonable que en jornada tan trascendental para cuatro equipos, los horarios de sus partidos estuvieran unificados. Aunque sólo fuera por un principio de justicia, pues no parece honesto que alguien juegue conociendo de antemano el resultado de los demás. Hay equipos rivales que pudieran encontrarse con victorias que en otras circunstancias -Fuenlabrada y Madrid, obligados a ganar por no saber cómo acabarían los otros partidos- no le serían tan fáciles. Y esas victorias, al final, cuentan. Entonces los guionistas no serían malos, sino maquiavélicos.