Un Tour sin franceses

Esta semana titulaba el editorial de L'Equipe: "Buscamos franceses desesperadamente". El texto se refiere a ciclistas franceses que puedan ganar el Tour. Y es que este año se cumplen ya veinte que un francés no lo gana. Desde la época de Hinault. Y siete que no sube ninguno al podio. Virenque fue el último en hacerlo. En 1997. Al año siguiente estalló el escándalo de la EPO, en el que Virenque reconoció estar implicado. L'Equipe, entre las causas a las que atribuye la crisis (principalmente el auge de la mountain bike y la irrupción de ciclistas estadounidenses y de la Europa del Este), no hace mención a la posibilidad de que ese escándalo marcara un antes y un después en el ciclismo.

Sin embargo, las consecuencias de aquel escándalo fueron significativas. Sobre todo en Francia, donde el doping fue considerado delito. Los ciclistas franceses no es que dejaran de ganar el Tour, que se encontraron con un súper Armstrong igualmente que antes con un súper Indurain, sino que dejaron de subir a los podios del Tour, de la Vuelta y del Giro. Los Virenque, Jalabert y Mottet dejaron tras de sí el vacío. Casualmente este vacío se produce tras la persecución penal del doping en su país, avergonzado por aquel escándalo. Hoy comienza el Tour y tampoco este año lo ganará un francés. Pero Francia debe sentir orgullo por seguir convirtiendo su carrera en la más grande del mundo... para que la ganen los demás.