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Nintendo Switch: innovación tecnológica y filosófica

La nueva máquina de Nintendo, que saldrá el 3 de marzo (329,99€), ofrece las prestaciones de una sobremesa y la versatilidad de una portátil. Nominadas al Oscar a mejor actriz de reparto 2019

Si repasamos la historia de las consolas de Nintendo desde el lanzamiento de Game & Watch en 1980, todas tienen un denominador común: han cambiado la forma de jugar a los videojuegos, unas revoluciones que han ido más allá de la propia potencia o las capacidades de la máquina: multijugador, stick analógico, cartuchos intercambiables, pantalla táctil, control por movimiento, jugar sin TV... Nintendo Switch no iba a ser menos, pero esta vez su innovación es más filosófica que tecnológica, no quiere decir que no haya grandes avances técnicos, que los hay y bastante sorprendentes. Pero donde más se nota el cambio es en la manera de afrontar las partidas, hasta ahora las diferencias entre consolas de sobremesa y portátiles marcaban unas líneas muy claras que definían el estilo de los juegos de ambas tendencias. En la nueva Nintendo Switch esas líneas se difuminan ya que se trata de una consola de sobremesa que se puede llevar a cualquier parte sin necesidad de monitor o fuente de alimentación externa, es decir, una sobremesa portable que permite empezar una partida sentado frente al televisor y continuarla después en el metro o en el autobús sin merma de calidad, con una autonomía que puede llegar las seis horas y media dependiendo de los juegos y el uso del Wifi y el Bluetooth.

Primeras impresiones de la Nintendo Switch

Tras un par de horas trasteando con la consola, lo primero que llama la atención es su reducido tamaño (102 mm de alto, 239 mm ancho y sólo 13,9 mm de profundiad con 6,2 pulgadas de pantalla táctil), similar al de un mini IPad; su escaso peso (398 gramos) y la ausencia total de ruido. Pese a ello es capaz de ofrecer una resolución de 1920x1080 con 60fps. También la facilidad con que se acopla y desacopla del Dock para convertirla en un sobremesa o en un portátil, y lo bien que encajan los mandos en el diseño general de la consola, que destaca por el empleo de materiales de alta calidad, nada de sensación de plástico. Todo ha sido reducido a la mínima expresión en aras de la máxima funcionalidad.

Los Joy-Con

Los Joy-Con son los mandos que vienen de serie en la consola, están situados a ambos lados de la misma y funcionan conjuntamente o por separado. Se pueden utilizar en vertical o en horizontal, según las necesidades del título y para los jugones de toda la vida se pueden convertir, mediante un armazón, en un mando clásico al estilo de los de la PS4 o la Xbox One. Eso sí por separado, son algo pequeños.

Tecnológicamente son avanzadísimos, el derecho posee una cámara infrarroja capaz de identificar formas, movimientos y distancias. Tienen una vibración en HD que puede simular texturas, movimientos, peso... algo que se aprecia en uno de los minijuegos que vienen con la consola y que consiste en descubrir cuántas bolas hay dentro del mando. También incorporan un giroscopio similar al de la Wii, pero mucho más potente y que es capaz incluso de reproducir efectos en los golpeos. La autonomía de los mandos fuera de la consola es de unas 20 horas y el tiempo de recarga de 3.

Las posibilidades de juego que se abren son muchas, pero todo depende de la imaginación de los desarrolladores, no es la primera vez que Nintendo ofrece múltiples formas de juego y que luego no son aprovechadas, como fue el caso del infrautilizado Wii U GamePad.

Vuelta a los cartuchos

Otro de los aspectos que más llama la atención es la ausencia de disco duro, que es sustituido por un sistema de almacenamiento interno de 32GB, que es ampliable con micro SDHCD hasta 2 Teras. Los juegos podrán adquirirse, sin ningún tipo de bloqueo regional, a través de compra digital o bien en tienda mediante el soporte de cartuchos, aquí retrocedemos casi 30 años a los tiempos de la Game Boy (1989).

Se potencia el multijugador

La enorme pujanza que están adquiriendo los eSports ha hecho que Nintendo incorpore una filosofía más multijugador y competitiva en su consola, permitiendo que hasta ocho jugadores jueguen en multijugador local conectando sus máquinas sin necesidad de conexión a Internet. En algunos títulos bastará con que un solo usuario disponga del juego, mientras que otros será necesario que todos dispongan de uno.