SEMANA SANTA

Las procesiones más curiosas y originales de Semana Santa

Las procesiones más curiosas y originales de Semana Santa

La Semana Santa de España es una de las fiestas que mejor conserva las tradiciones de cada lugar donde se celebra.
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Las procesiones invaden la geografía española cada Semana Santa. Más allá de las conocidas de ciudades como Sevilla, Málaga y Valladolid existen otras muchas a lo largo y ancho del país. Estas son diez de las más originales.

1. Procesión de las Palmas en Elche (Alicante): Domingo de Ramos.

Esta procesión representa la entrada de Jesús triunfante en Jerusalén y es toda una tradición en Elche, ya que el primer dato documental sobre su celebración se remonta al año 1371. Las palmas que portan los asistentes, elaboradas por familias artesanas de la ciudad y procedentes del Palmeral de Elche, son después colgadas en los balcones como símbolo de protección de la casa.

Procesión de las Palmas en Elche (Alicante)

2. La procesión de Genarín (León): Jueves Santo en el Barrio Húmedo de León.

Procesión pagana que rinde culto a Genaro Blanco Blanco, Genarín, pellejero de oficio y popular en la ciudad por su afición a la bebida y a las mujeres. Falleció en 1929 mientras orinaba, atropellado por el primer cubo de basura que tuvo la ciudad.

Un año más tarde, cuatro personas iniciaron una parodia de las procesiones para homenajearle. Fue prohibida en 1957 pero 70 años más tarde volvió la tradición y cada vez son más los que participan en ella. El año pasado, su transcurso fue seguido por unas 30.000 personas.

Las ofrendas que se depositan en la torre de la muralla donde falleció Genarín son: queso, pan, naranjas, una corona de laurel e, indispensable, orujo. Tras esto, la procesión continua hasta la Plaza del Grano y ante la cruz, se brinda con orujo y se leen poesías.

La procesión de Genarín (León)

3. Danza de la muerte (Verges, Girona): Jueves Santo

Esta procesión se remonta al siglo XIV cuando el pueblo de Verges sufrió un brote de peste que se interpretó como un castigo divino por descuidar las obligaciones cristianas.

Desde entonces y sin interrupción, cada Jueves Santo diez esqueletos recorren las calles de Verges al ritmo de un timbal, para recordar que “la vida es corta y la muerte nos llega a todos”. Los cinco principales, tres adultos y dos niños, portan una guadaña, un reloj sin manecillas, una pancarta y dos placas de ceniza. Así, la Muerte nos avisa que no perdona nadie (con la bandera), que nos quita la vida (con la guadaña) a cualquier hora (reloj) y que acabaremos convirtiéndonos en ceniza (platillos).

Danza de la muerte (Verges, Girona)

4. Los empalaos (Valverde de la Vera, Cáceres): Jueves Santo

Es un ritual religioso que tiene su origen en la Cofradía de Nuestro Señor Jesucristo del siglo XVI. Los empalaos son hombres anónimos que portan sobre sus hombros desnudos un timón de arado de madera sujeto por una soga de esparto que le rodea pecho y brazos desnudos. Caminando descalzos y con un velo blanco cubriendo su rostro, sujeto por una corona de espinas, recorren un via crucis con 14 estaciones, arrodillándose a rezar en cada una de ellas, en el más absoluto silencio.

Los empalaos (Valverde de la Vera, Cáceres)

5. La buena muerte (Málaga): Jueves Santo

En Málaga, El Cristo de la Buena Muerte es custodiado con orgullo por un centenar de legionarios y su mascota, la cabra. Considerado su patrón y sagrado protector desde 1928 es un Cristo crucificado original de Pedro de Mena que data del año 1660. El momento cumbre es cuando los legionarios entonan a voz en grito el himno de la legión, ‘El novio de la muerte’, con el Cristo en alto.

Traslado del Cristo de Mena Fotografo Antonio Pastor

6. Las turbas (Cuenca): Madrugada del Viernes Santo

Esta procesión Camino del Calvario se remonta a 1616. En ella los turbos, vestidos con las túnicas propias de sus hermandades religiosas, rememoran desde el respeto la burla que sufrió Jesús camino al monte Calvario para ser crucificado. A las cinco y media de la mañana, hacen sonar estruendosamente clarines y trompetas hasta que, de repente, se hace un conmovedor silencio con la aparición de la Virgen de la Soledad. Por las horas de su celebración esta procesión también es conocida como ‘la procesión de los borrachos’.

Las turbas (Cuenca)

7. Tambores de Calanda (Teruel): A las doce de la mañana del Viernes Santo

Es conocida como ‘La rompida de la hora’ por comenzar a las doce del mediodía del Viernes Santo. El inicio lo marca el reloj de la Torre del Pilar, a esa hora comienza un apabullante sonido de tambores de dos horas de tradición.Según dicen en el pueblo la tradición data de 1127, cuando el sonido de los tambores sirvió para avisar a la población de una inminente invasión árabe.

Tambores de Calanda (Teruel)

8. La Diablesa de Orihuela (Alicante): Sábado Santo

En el paso ‘El triunfo de la Cruz’ es en la única procesión en la que aparece la figura del diablo, o diablesa en este caso. Obra del escultor Fray Nicolás de Bussy, fue adquirido por el gremio de los labradores en 1695, año en que salió por primera vez. Aunque lleva más de doscientos años saliendo de procesión tiene prohibida la entrada a la iglesia por sus peculiares características.

La Diablesa de Orihuela (Alicante)

9. Los armaos en los municipios del Campo de Calatrava (Ciudad Real)

Los armaos son cofradías religiosas con disciplina militar que representan a las tropas del Imperio Romano. De los numerosos actos litúrgicos y procesionales destaca la marcha de ‘El caracol’ en la Plaza Mayor de Almagro los días Jueves, Viernes y Sábado Santo, sobre las 2 de la tarde. Al parecer el origen viene del movimiento en espiral hacían los romanos encargados de custodiar al crucificado camino del Calvario.

Los armaos en los municipios del Campo de Calatrava (Ciudad Real)

10. Los Picaos de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja)

Los disciplinantes de la Cofradía de la Santa Veracruz de San Vicente, más conocidos como Los Picaos, son hombres anónimos que se flagelan la espalda como acto de fe y penitencia por sus pecados. Vestidos con un hábito blanco que deja descubierta su espalda, descalzos y con una madeja en la mano, los disciplinantes se golpean la espalda por encima del hombro alternativamente, durante un tiempo variable que ronda los 20 minutos y una cantidad de entre 800 y 1000 golpes. Después, otro cofrade les golpea levemente con una bola de cera virgen en la que hay incrustados seis cristales, denominada ‘esponja’, hasta hacer correr la sangre para así evitar molestias posteriores. Finalizada la penitencia, el disciplinante recibe una exhaustiva cura a base de agua de romero. Esta tradición tiene lugar los Jueves y Viernes Santo y se cree que comenzó a practicarse a finales del siglo XV o principios del XVI.

Los Picaos de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja)

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