Allí paró el emperador Carlos V en su último viaje. La coqueta sede de su peña, hecha con el esfuerzo de los socios, es su orgullo.
PorTomás Roncero
Allí paró el emperador Carlos V en su último viaje. La coqueta sede de su peña, hecha con el esfuerzo de los socios, es su orgullo.