Tratando a Bartomeu, hombre afable donde los haya, uno no se lo imagina en el papel de Papa Borgia, pero la forma en que se maneja en la cúspide del Barça induce a evocar a aquel personaje.
PorAlfredo Relaño
Tratando a Bartomeu, hombre afable donde los haya, uno no se lo imagina en el papel de Papa Borgia, pero la forma en que se maneja en la cúspide del Barça induce a evocar a aquel personaje.