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MOTOGP | MÁRQUEZ

“No puedo pretender arrasar”

Marc Márquez asume que, tras dos años sin victorias en MotoGP, no puede “pretender ganar un campeonato” en su estreno con Ducati. “Fue un flechazo”, dice de su nueva moto.

“No puedo pretender arrasar”
Marc Márquez (Twitter)

Fue “una decisión importante y arriesgada”, pero la sonrisa que se asomó en Valencia ya dio a entender que todo había valido la pena. Tan solo fue una primera salida con su nueva Ducati, pero sentir algo “bueno” ya le dio a Marc Márquez garantías para saber que la decisión, a priori, había sido la correcta y que, aunque todavía quede mucho por trabajar hasta el inicio de año, sabía que el camino para volver a ser competitivo, era el adecuado. Sin embargo, los nervios de esa jornada no se pudieron esconder y las dudas asaltaban antes de abrir por primera vez el box, donde las cámaras se agolpaban buscando esa primera imagen con la Desmosedici. “Estaba muy nervioso”, admitía Márquez en el nuevo documental de DAZN. “Llevaba diez años con la misma moto y, por mucho que la moto parecía que iba bien, tenía esa inquietud de ver si sabría hacerlo, si podría ir rápido, si me adaptaría bien... Por mucho que quieras trabajar en evadirte de la expectativa, ver tantas cámaras al salir del box te impresiona”, añade.

Y ya no solo era la expectativa de la gente, sino la presión. El campeón contaba solo con una moto en su box para afrontar toda la jornada de los test y las dudas de una primera salida con sensaciones nuevas le inquietaban mucho. “Fue una sonrisa de ‘menos mal que he salido y ha ido bien’”, confesó Marc, que después pudo comenzar el test sin mayor problema, dejando libres a las mariposas que se agolpaban en su estómago. Al final, admite que la primera sensación con la Gresini “fue un flechazo”. “El amor prefiero que sea más trabajado que a primera vista, porque eso no funciona bien. Ahora hay que trabajarlo, a ver si nos podemos compenetrar bien”, explica el ilerdense, que también quiere rebajar todas esas expectativas que se han ido creando: “He cambiado de marca y hay mucha y mucha emoción de la gente. Me dicen: ‘¡Vas a ganar el campeonato del mundo!’. Yo les contesto que llevo dos años sin ganar una carrera. Si no he ganado una carrera en dos años no puedo pretender arrasar, no puedo pretender ganar un campeonato, primero tengo que construir. No vamos a empezar la casa por el tejado”.

Sin embargo, las heridas siguen sin cerrarse. Y no pensando en su brazo, porque el propio Marc admite que su físico ya está “al 100%”, sino que el dejar atrás a su equipo de toda la vida, el Repsol Honda, no es algo que se supere de la noche a la mañana. “Lo tengo muy reciente, es una ruptura y hay que recuperarse”, asemeja Marc a lo que fue su adiós a la marca del ‘ala dorada’. “Fue un fin de semana muy difícil a nivel emocional donde trabajé mucho, más que en pista, mentalmente, para evadirme de todo. Con mi gente, los que vinieron a verme, fui “borde”. Estaba en mi camión y no quería saber nada de nadie porque quería despedirme de la mejor manera en pista y creo que hice un fin de semana muy bueno a pesar de lo que pasó el domingo”, indica y, aunque trató de evitarlo, la emoción acabó por ser la gran protagonista de un Gran Premio de Valencia que se quedará para la historia, con un último podio en la sprint que desencadenó las lágrimas de toda su gente, de la que no quiso despedirse de forma definitiva: “No me gusta decir adiós, sino hasta luego, veremos si es posible o no”. Lo que tiene claro es que nadie los podrá sustituir: “Es el equipo de toda mi vida y el que será “el de mi carrera deportiva”, porque vaya donde vaya, no podré lograr los títulos que he conseguido con este equipo”.

La expectación en el box de Marc Márquez en su primera salida con la Ducati, durante los test de Valencia de 2023.
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La expectación en el box de Marc Márquez en su primera salida con la Ducati, durante los test de Valencia de 2023.Diogo CardosoGetty Images

Un futuro mejor

Pero lo que sí puede hacer es volver a ganar. O, al menos, eso es lo que intentará un Marc Márquez que sigue adaptándose a la Ducati. Rememorando su octavo título del mundo, en 2019, el español decía sentirse “invencible en ese instante”, cuando se impuso a Fabio Quartararo en una batalla que le dio la victoria en Tailandia y, por ende, su nueva corona. Mucha felicidad sin saber que se acercaban los años más duros de su vida: “Llegó el COVID y mi vida cambió con la lesión del brazo”. Después de tres años de superación y cuatro operaciones en el brazo, Marc ya solo pide disfrutar de nuevo con la moto: “Intentaremos que se acerque, no sé si repetiremos el momento, pero al menos sí estar cerca de ello”.

Pero la época ha cambiado y los jóvenes ya se hacen notar cada vez más. MotoGP cuenta ya con nuevos campeones del mundo a los que Márquez les tendrá que hacer frente con su veteranía. Pecco Bagnaia es el gran hombre a batir por su condición de campeón, pero la figura de Jorge Martín, el vigente subcampeón, tampoco pasa desapercibida a ojos del nuevo piloto de Ducati: “Son los dos pilotos a batir, son los que han hecho un 2023 más completo. Pecco a nivel de constancia y de gestionar las situaciones y Martín a nivel de velocidad. Ellos estarán, seguro, y el tercero que pondría es Brad Binder, dependiendo de la evolución de la KTM. Yo a nivel de poder lucharlo, que es lo más importante”.

Rossi, el eterno rival

Y si se hace un repaso por la carrera deportiva de Marc Márquez, Valentino Rossi es uno de los nombre propios que tiene que salir a la palestra. El italiano empezó siendo un ídolo para el español, el espejo donde mirarse junto a Dani Pedrosa. Su relación empezó siendo muy buena, incluso pese a sus roces en pista, hasta que su enfrentamiento en 2015 lo desató todo. “Tuve la suerte de enfrentarme con él, de ganarle, de que me ganase él un año y también de poder compartir pista con él para aprender de él. Fueron años bonitos”, recuerda un Márquez que, recuerda, nunca tuvo problema en hablar con el italiano para resolver sus diferencias y, aunque ha pasado muchos años, la relación entre ambos sigue siendo nula más allá de la cordialidad de dos personas que han sido rivales. Su último encuentro fue apenas hace unas semanas en Portimao, durante los unos entrenamientos previos a los test de Sepang, pero no trascendieron nada más que imágenes en pista. ¿Volver a sentarse a hablar? Marc lo tiene claro: “No depende de mí”. Quizás, a veces, ni el tiempo no lo cura todo.

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